Cuando cada año nos llega el momento de hacer recapitulación y conmemorar el Día Mundial del Turismo, nos tienen acostumbrados a grandes y elocuentes palabras de solidaridad, buenos propósitos y orgullo por los nuevos logros obtenidos. Cada año el turismo es un poco más fácil, y naturalmente las cifras de viajeros crecen a un ritmo imparable.
Pero este año nos vemos obligados a hacer una recopilación distinta. Han ocurrido muchas cosas, que auguran tristes calendarios de acontecimientos que no tuvimos en cuenta y que a partir de ahora nos veremos obligados a no descartar.
Este verano ha sido de mucho calor. En España, lo hemos sentido corto pero duro, durísimo. Hemos alcanzado temperaturas de 40 grados en algunos puntos, con muchos días de 35. Temperaturas excepcionales que han sobrecargado nuestra capacidad vacacional. No ha habido suficientes botijos, y la cerveza ha corrido a ríos.
Otro tema ha sido este verano la ira de la naturaleza, que nos ha recordado quien es quien manda aquí. Terremotos, tifones, tsunamis, huracanes por muchos lugares. Especialmente en lugares donde están nuestros competidores, lo cual nos podría haber provocado una sonrisa muda de alegría (Ahora van a ver esos).
Pero estábamos en otras guerras, primero la de la turismofobia, y luego los ataques terroristas sin sentido. Cuando mejor nos podría haber ido, una parte del país, de sus ciudadanos, sembraba el odio en nuestras ciudades. Un sinsentido incomprensible al que no hemos sabido reaccionar responsablemente y profesionalmente. Y de cuyas consecuencias no somos conscientes en su medida.
Dentro de todo este galimatías, nos informan que tenemos nuevo secretario general de la OMT. Una persona de apellido, pero de quien esperamos seguro alguna sorpresa.
Y cerramos la temporada recordando que este ha sido el año de la sostenibilidad, o sustentabilidad como gustan decir algunos. Eso quiere decir que por lo menos aguantaremos un año más. Un nuevo año en el que contra viento y marea, el turismo seguirá aumentando, dando oportunidad cada día a más personas de aprovechar las facilidades de transporte para conocer más mundo, más culturas, y más vecinos.
Con todo, el año no ha sido tan malo. Veremos cómo nos va en el siguiente.
Otros Artículos del Columnista