Lunes, 20 Noviembre 2017 05:04

Pasaportes y Visados

Pasaportes y Visados

Lluis Mesalles

 

 

 

 

 

 

Para circular por cualquier parte del mundo, todos necesitamos un documento que nos acredite que somos quien decimos que somos. Algunos países tienen establecidos documentos de identificación con datos tomados desde nuestro nacimiento. No todos los tienen, pues algunos piensan que esta tarjeta o carnet coarta nuestra privacidad individual, y en consecuencia, limita nuestra libertad. En esta filosofía no podemos opinar ni entrometernos, cada país tiene sus normas y es libre de aplicarlas.


Pero internacionalmente, todos, todos, necesitamos identificarnos ante terceros. La herramienta para ello es el pasaporte. En el turismo, un pasaporte vigente es una herramienta de trabajo indispensable. Por ello, quien desee viajar a otro país debe disponer de uno.

 

Entonces es cuando se establecen diferencias. No todos los países ven con buenos ojos que sus ciudadanos viajen al exterior del país, especialmente si pueden hacer comparaciones en las que el propio no resulte bien parado. Y también existe el peligro que estos viajeros traten de quedarse fuera, y hablar inconveniencias del nuestro. Por ello se inventan todo tipo de trabas, desde la escasez de libritos para emitirlos, hasta llegar a indicar que si todos viajaran, los aviones de salida taparían el sol (oído en palabras de un político en un mitin)

 

Indefectiblemente esto divide a los seres humanos en dos grupos. Un primero que tiene pasaporte, y es libre de circular por el mundo. El otro está condenado a vivir “encarcelado” en su país, sin poder experimentar otra cosa que lo que sus gobernantes quieren que vea y experimente. Una triste situación de desigualdad propiciada por gobiernos abusadores y represivos.

 Migración y Visados

 

Pero el tema aun da para más. No es suficiente tener un pasaporte, también a menudo es necesario disponer de un visado que permita salir de nuestro país, e ingresar al otro. Y en esto hay una maraña de situaciones de todo tipo, que cuando más enmarañadas están, mejor las aprovechan funcionarios avispados para establecer sus propias condiciones de viaje, normalmente solicitando propinas o aguinaldos a los viajeros. Ellos piensan que por ser viajeros, disponen de muchísimo dinero, y deben aprovechar el momento para quitarles algo de sus bolsillos.

 

Las autoridades deberían ser obligadas a establecer lo más claramente posible las condiciones y reglamentos sensatos y justificables que hay que cumplir para poder viajar. Y las aerolíneas deberían negarse a vender boletos o embarcar a ningún viajero que no las acate. 

 

 

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