Pareciera que hay millones de personas que no han recibido su dosis personal de sentido común con que poder enfrentar sus vidas con criterio y responsabilidades claras. Todos los días vemos personas cultas, muchos empresarios, muchísimos emprendedores, dedicados a mirarse el ombligo, obcecados en tratar de dilucidar lo que otros les están haciendo para inducirles al fracaso, o al menos para no permitirles brillar y triunfar como ellos creyeron en su momento.
Es un claro caso de falta de visión global. El mundo es cada día más apretado, más interconectado, más interdependiente. Como dijo un brillante filósofo, el aleteo de una mariposa en una orilla del globo, puede afectar a la otra orilla, pudiendo llegar a provocar tormentas crueles y dramáticas. Una acción inocente en un punto, puede tener repercusiones muy duras en otro punto a miles de kilómetros de distancia.
No tenemos más remedio que esforzarnos por entender a los demás, a todos los demás. Cada persona es distinta, y cada persona nos puede enseñar algo, algún día. Cuando doy una clase, suelo advertir a los alumnos que ellos no vienen a aprender nada. El que viene a aprender algo, mucho, soy yo mismo. Agradezco siempre la oportunidad de poder estar cerca de ellos, conociendo sus experiencias, sus anhelos y sus esperanzas. Y si en algo puedo ayudar, tanto mejor.
Para lograr una trayectoria de éxito en nuestra vida, en nuestra profesión, la única vía posible es estudiar todo nuestro entorno, tratar de ganar amigos en todos los escalones del proceso, todos los países, todas las razas, todas las edades.
Tengamos una visión global de nuestra situación personal, evitemos ponernos límites, abramos los ojos, ayudemos a abrir corazones, mantengamos nuestras barreras abiertas. Todos somos muy iguales, las diferencias son meros detalles.
El mundo está esperando por nosotros, y dispuesto a facilitar nuestro éxito y nuestra satisfacción por el deber cumplido.
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