Miércoles, 03 Enero 2018 03:40

Excelencia Total

Excelencia Total

Lluis Mesalles

 

 

 

 

 

 

Cada primero de año, millones de personas en todo el mundo, empiezan disfrutando del Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Sinfónica de Viena. Una tradición consolidada a través de los años. Unos momentos de admiración, de aprobación, de felicidad. Para todos. Nos reconforta poder apreciar que la excelencia persiste. La excelencia en el más mínimo detalle, se mantiene año tras año. Olvidemos a quienes critican cualquier forma de espectáculo de calidad. Olvidemos a quienes nos pretenden imponer un mundo de chabacanería y alboroto.

 

Quienes hemos tenido el placer de seguir este evento anual, año tras año, sabemos que detrás del mismo hay una filosofía de excelencia. Excelencia en la música, excelencia en los intérpretes, en los uniformes, en las flores, en el salón. Incluso pareciera que el clima también apoya cada año el trabajo de todos, permitiendo presentar unas panorámicas transparentes de Viena, una ciudad orgullosa de su historia, orgullosa de su gente, orgullosa de una clara apuesta por la excelencia.

 

Imagino que también habrá conciertos similares en otros lugares del mundo, Pero el concierto de año nuevo de Viena mantiene un altísimo nivel, difícil sino imposible de igualar en otros lugares. Es una complicada labor de equipo. Un equipo dispuesto a ofrecer lo mejor de si mismo al público. Tratar de mejorar, es una evidencia del respeto que se tiene por los demás. Y en Viena, cada año podemos ver detalles de excelencia. No tienen que ver con el lujo. Tienen que ver con la voluntad de hacerlo lo mejor posible, de respetar responsablemente a nuestro entorno.

 

Muchos de los músicos tienen situaciones económicas seguras, que les permiten seguir asumiendo esta responsabilidad de ofrecer muestras de excelencia cada año, y también en otros conciertos del programa vienés. Esto también demuestra el compromiso de la sociedad local, autoridades y ciudadanía, por ofrecer un evento excelente, paradigma de voluntad de satisfacer y de superarse año tras año.

 

No hay mayor satisfacción, que la satisfacción del deber cumplido (y de un trabajo bien hecho)

 

Les mando estas reflexiones, a la espera que el futuro me pueda dar la oportunidad de asistir personalmente en algún momento, al concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena.

 


 

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