Reglamentación, responsabilidad, reciprocidad, etc…. Son las bases en que se fundamenta toda actividad humana. El turismo y los viajes han traído muchísima prosperidad y muchísimas opciones de libertad a los países más tradicionalmente conservadores.
Todos hemos podido visitar a nuestros vecinos y recibirlos en nuestro territorio como anfitriones responsables. En los últimos meses, a la sombra de actitudes políticas más “progres”, más osadas, más atrevidas en el uso de los impuestos de sus conciudadanos, se están viendo actitudes pandilleras, atacando y señalando a los turistas como “culpables” de todas nuestras desgracias y falencias.
Sinceramente creo que en el fondo se intuye la mano de unos políticos con teorías obsoletas, que tratan de destruir todo lo bueno conseguido, toda nuestra prosperidad, para sumir a los ciudadanos en dependientes de los óbolos de los más inexpertos políticos, ansiosos de conseguir las llaves de la caja, y de esclavizarnos, escondiendo sus ambiciones bajo falsas pretensiones de justicia social e igualdad.
La igualdad no existe. Lo que si ofrece el mundo a todos es una misma oportunidad de triunfar o fracasar, dependiendo de nuestra voluntad y de la persistencia de nuestro esfuerzo y nuestro trabajo.
El turismo ha representado en España una fuente creciente de ingresos, de empleo, de oportunidades, y la entrada de ideas de libertad, de equidad, de transparencia y de posibilidad de éxito como recompensa al esfuerzo y el compromiso profesional.
En los hechos de estas últimas semanas, veo horrorizado como la mano negra de la política más retrógrada pretende destruir lo que nos ha costado tantos años de esfuerzo y de trabajo lograr.
Atacan al turismo porque saben que es la riqueza de todos los ciudadanos del país, la que nos ha abierto las puertas al futuro, a la libertad y a la prosperidad. Pongámonos alerta ante estas amenazas, mantengamos nuestro compromiso con la libertad, y castiguemos con nuestro desprecio a los que solo pretenden apoderarse de lo que tanto nos ha costado construir.
Recordemos que los malos no triunfan porque son malos, triunfan porque los buenos no hicieron nada para corregirlos o detenerlos.
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