Si mis cuentas no me engañan, el turismo ya es en todo el mundo una industria centenaria. Iniciada con los jóvenes nobles europeos que hacían su “grand tour” por varios países para recopilar visiones internacionales y establecer una sólida red de contactos. A partir de allí es cuando se fortaleció la industria hotelera suiza, con su profesionalismo. Luego aparecieron los viajes organizados, las agencias de viajes, etc. De allí las cosas fueron creciendo, llegando al momento actual de grandes facilidades de viajes para todos. El turismo ya no es un privilegio, es un derecho social. Mucho se ha vivido y aprendido en estos años. Parece pues lógico que haya quienes traten de mantener sus recuerdos, sus antiguas técnicas, sus promociones, de muchas maneras. Cada uno creando su propia fórmula, siempre para asegurar la permanencia de los recuerdos.
Bogotá. El Hotel Tequendama fue uno de los primeros hoteles modernos que se abrió en el país. Trajo consigo técnicas internacionales, y muchas novedades hasta entonces desconocidas. En mi última visita me mostraron su propio “museo”, donde mostraban con orgullo los instrumentos originales que permitieron el funcionamiento del establecimiento. Exponen en una vitrina la caja registradora “National”, donde llevaban la facturación de los huéspedes. En otra vitrina muestran orgullosamente su central telefónica, con clavijas manejadas por operadoras bien entrenadas. Digno de verse.
Calella. El Ayuntamiento de esta población costera cercana a Barcelona, ha creado un “Museo del Turismo De Playa”. Allí se muestran carteles, imágenes e información sobre el desarrollo del turismo en la zona del Maresme y otros destinos. Una instalación muy cuidada, de alto interés didáctico.
Castilla y León. Allí han tomado otro rumbo para preservar la historia del turismo. Un técnico local, por propia voluntas, ha logrado la colaboración de varios establecimientos hoteleros para que permitan la instalación de vitrinas especializadas en sus vestíbulos. Estas unidades muy didácticas se denominan salas especializadas del “Museo del Turismo”. Están ampliando la red, y recibirán con agrado cualquier colaboración o aportación de material histórico relacionado con el turismo.
El minúsculo pueblito de Sta. María de Montmagastrell, cerca de Tàrrega, Lleida, se ha propuesto crear una gran biblioteca a base de donaciones. Empezaron con 2.000 piezas obsequio de un residente, y están llegando a las 100.000 entre libros, revistas, discos, cintas VHS, etc. La sección de turismo ya tiene un buen número de guías de viaje, peliculas y menus. Están dispuestos a acoger con simpatía el material que se les done, cosas que a menudo tenemos en nuestras casas y con las que no sabemos qué hacer.
Si alguien tiene interés en aportar materiales a alguno de estos proyectos, puede ponerse en contacto conmigo para organizar la forma de envío.
El turismo tiene su propia memoria histórica. Una memoria que no puede perderse.
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