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Don Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (Illueca, Zaragoza, 1325) dejó su impronta perdurable en la ciudad de Peníscola. Una ciudad creada sobre lo que había sido antigua alcazaba de los árabes, punto estratégico de la costa mediterránea. Al ser designado como Papa Benedicto XIII, Don Pedro (Papa Luna) fijó su residencia desde 1411 en ese antiguo y último castillo templario, donde dedicó intensamente su vida al estudio, y publicación de varios libros de amplio reconocimiento en la época. Considerada como su mejor obra, redactó el “Libro de las consolaciones de la vida humana”
Transformado el castillo en sede pontificia, su lugar de trabajo y su biblioteca pontificia eran importantes centros del conocimiento. A su muerte, los libros fueron dispersados entre varias bibliotecas monacales.
En la actualidad, Peñíscola es una ciudad al borde del Mar Mediterráneo, conocida por su amable clima y sus largas playas de arena dentro de sus 17 kilómetros de litoral. Su gastronomía marinera es de fama internacional. Miles de forasteros aprovechan su clima para disfrutar del invierno, recorriendo su litoral en largos paseos o recorridos en bicicleta.
Una pequeña ciudad turística, con los brazos abiertos al horizonte, desde donde se pueden visitar numerosos atractivos característicos de la región valenciana. Ciertamente se puede decir que ha sabido manejar adecuadamente, y aprovechar sus poderosos atributos para colocarse en primera línea entre los destinos vacacionales más relajantes.
Visitar Peñiscola es visitar la historia, disfrutar de ella, y volver a casa con recuerdos memorables.
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