Imágenes del autor: llmc
Poco a poco, nos vamos recuperando de la verdadera sobredosis turística que hemos vivido (y disfrutado) hace unos pocos días en Londres. Centenares de países, miles de visitantes, miles de actividades para todos los gustos. Presentaciones y propuestas, incluso algunos premios a bombo y platillo.
Por su situación geográfica en la capital del Reino Unido, la feria recibe con empatía a todos los países miembros de la Commonwealth, que según nos dicen, son más de 53 territorios por todo el mundo. Allí viven más de 1700 millones de habitantes, casi un tercio de la población mundial. Les une un mismo idioma, muchas tradiciones transmitidas y aceptadas, y un sistema económico potente y confirmado a lo largo de muchos años: 150 acaba de cumplir. Un espacio poderoso y eficiente, abierto a cientos de culturas, pero funcionando bajo una misma filosofía muy consolidada, de respeto social entre culturas y opiniones muy dispares.
Además del mundo de habla inglesa, casi todos los países estaban allí, siempre en la medida de sus posibilidades y prioridades. El habla hispana también estuvo, marcando sus diversidades y singularidades como atractivo turístico. Aun los que no estuvieron presentes con stand promocional, enviaron a algún representante a enterarse levemente, en la medida de su capacidad, a ver como están las cosas en el mundo del turismo actual y futuro.
Algunos países hicieron apuestas potentes, patrocinando alguno de los servicios y actividades del evento. Intentando contrarrestar las noticias no siempre agradables que la prensa del mundo se encarga de difundir. Será verdad aquello de que “las buenas noticias, no son noticias”?
Es de loar ciertamente la presencia de iconos artesanales que algunos países trajeron para animar sus presentaciones. Aprecié mucho las diferentes artesanías orientales, pinturas y decoraciones, alfarería chipriota, los helados italianos, los pasteles belgas, y como siempre los llamativos uniformes que circulaban por los pasillos, señas de identidad de algunos países.
Si algo aprendimos, es que el año próximo no podremos faltar.
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