El concepto real y profundo de turismo no ha sido, todavía, abordado en ningún texto académico. La amplia literatura de la que dispone el estudiante peruano, cortesía de España y México, se limita a ofrecer una idea estructurada y formal de ese complejo fenómeno llamado turismo. Y lo hace tomando cuatro condiciones determinantes:
• Desplazamiento,
• Estancia Temporal,
• Motivaciones Humanas y,
• Prestación de Servicios
(nótese que en títulos serios hasta se prescinde de esto último).
Poseer este conocimiento, mi estimado estudiante, te asegura de hecho una buena nota en tu examen de Teoría General del Turismo o Introducción al Turismo, pero no te permite ver la foto completa para acariciar una cabal compresión de tu sector profesional.
En el plano práctico, más específicamente en la praxis comercial de las agencias de viajes, esas cuatro condiciones imperantes en toda definición académica del turismo no sirven de mucho. Ocurre que se soslaya el protagonismo del turista (consumidor) como base y fundamento de toda empresa del sector de viajes. La inclusión de las motivaciones humanas, es claro, sólo halla utilidad para referir tipologías de turismo que, fuera del papel, se entremezclan a son del ritmo galopante o lerdo que le imprima cada turista.
Por ello, a las agencias de viajes les conviene comprender el turismo como un consumo aspiracional inherente a la condición humana, que no admite el viaje como mero aprendizaje u osada aventura. Dicho de otro modo: el turismo es consumo aspiracional en la medida que es una búsqueda válida de felicidad, un afán de vivir otro nivel de experiencia o, simplemente, la persecución legítima de status en nuestra vida. Hoy no basta ser, hay que parecer (en el sentido menos superficial y más profundo de esta palabra). El turismo nos permite concretar ese anhelo con creces. Después de todo, uno compra el paquete a Aruba o reserva en un Hard Rock Hotel porque siente que se merece ese nivel de experiencia y es digno de compartirlo con su entorno social.
Comprender y aceptar el turismo como consumo aspiracional nos aleja de esa idea bastante limitada denominada “necesidad de evasión” que ya poca gente cultiva en la era digital y global. Si no me crees, echa un vistazo a la realidad de tu viaje y su entorno.
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