Retomando el tenor de un post anterior, sostenemos que la comprensión del turismo continúa siendo un desafío intelectual legítimo. De hecho, la posibilidad de asumir otras visiones para su estudio ―en nuestro caso desde la orilla neurocientífica― abre un debate necesario en torno al recurrente cuestionamiento académico acerca de qué es realmente el turismo y cuáles son sus implicancias sociales, ambientales y económicas en la vida de los seres humanos.
Dentro del abanico temático que proponen las neurociencias, de innegable validez para explicar las motivaciones y conductas de las personas, hallamos que los códigos simbólicos exhiben una teoría propicia para determinar por qué ciertos destinos turísticos son premiados con la aceptación del público y otros no; esto al margen de los esfuerzos de planeación y ordenamiento territorial que se efectúen en el destino, la puesta en valor de sus recursos turísticos y la movilización de equipos de trabajo para el tratamiento de tópicos como marketing, calidad, cultura turística, atención al cliente, etc.
De igual modo, encontrar los significados de lo que compra la gente a nivel inconsciente resulta relevante para una comunicación comercial más eficaz, atendiendo a que la mente humana piensa en imágenes para luego verbalizarlas. Se entiende entonces que si en una agencia de viajes se ofrece paquetes ecoturísticos, la manera ideal de vender conectando con la mente del cliente será haciéndolo sentir un ser humano más evolucionado que el resto, distinto a la manada de seres comunes que consumen lo convencional. Eso es vender apelando al pensamiento simbólico del ecoturista.
¿Cómo se identifican y activan los códigos simbólicos?
Sin la pretensión de ser considerados neurocientíficos, pero sí personas enteradas de la actualidad científica y capacitadas en los principios de neurociencias, podemos compartir parte de la Metodología ALE II, diseñada para reconocer los significados más profundos y relevantes en el consumo de turismo. Para tal efecto, una de las técnicas que más empleamos es la introspección psicológica a través de preguntas clave como la siguiente: ¿Qué representa tu destino turístico para la gente?
En virtud de la Metodología ALE II, hemos arribado a conclusiones que nos permiten asumir una visión más profunda acerca de aquello que genera conexión emocional entre destino turístico y visitantes. A continuación, de forma muy breve, presentamos algunos resultados probados para diferentes segmentos de mercado.
•Egipto = Herencia de Faraón (Hombres o mujeres latinoamericanos)
•Grecia = Status Occidental (Hombres o mujeres latinoamericanos)
•París = Perfecto Amor (Parejas peruanas sin hijos)
•Punta Cana = Premio Merecido (Parejas peruanas sin hijos)
•Lunahuaná = Eterno Adolescente (Limeños menores de 35 años)
•Barranco = Lima Cool (Limeños menores de 35 años)
Sobre estos SIGNIFICADOS RELEVANTES Y ATRACTIVOS se formula la estrategia de marketing y comunicación de cada destino, y se acciona el discurso de neuroventas para agencias de viajes.
Eso sí, es bueno indicar que el dato histórico y bibliográfico del destino turístico suele ser en muchos casos una parte ínfima en el proceso de identificación y activación de los códigos simbólicos. He aquí algunos argumentos neurocientíficos:
• El significado impacta los sentidos; el dato ilustra, informa.
• El significado moviliza al cliente; el dato no implica conexión emocional.
• El significa cala en la memoria de la gente y se aloja en su mente; el dato por repetitivo, redundante, no necesariamente es relevante para la mente.
Si no eres capaz de aceptar la realidad humana de los códigos simbólicos, es seguro que no obtendrás resultados positivos y estarás fuera de cualquier negocio turístico.
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