¿Por qué en todos los sectores y actividades económicas, productivas de todo tipo, se valora el conocimiento, la formación, capacitación educación e incluso experiencia y en el turismo no?
¿Por qué la sociedad no es capaz de valorar la relevancia económica y social que tiene la actividad turística?
¿Por qué todavía no se comprende la importancia vital que el turismo tiene para los alojamientos, restauración y el resto de actores involucrados?
¿Por qué aun no suena bien o no se siente orgulloso, decir que se trabaja en turismo?
El valor del conocimiento en turismo, clave para su futuro
Después de años impartiendo conferencias, cursos, seminarios, talleres, participar en ferias, fam trips, press tours, etc. uno se da cuenta que lamentablemente existe un divorcio entre los prestadores y proveedores locales y el turismo en su conjunto, lo que se traduce en una falta generalizada de destinos, articulados y funcionalmente activos, donde se aplique gobernanza, como herramienta de gestión entre lo público y lo privado, ya que sin ésta, difícilmente se tendrán resultados que lleven a ser sostenibles y competitivos.
Aunque todo se olvida, cuando aparecen festivos, puentes, Semana Santa, etc. y se produce una gran ocupación, olvidándose que el resultado final, en concreto en las zonas rurales, apenas ronda algo más de 100 noches/año y en zonas urbanas y de sol y playa asciende quizás a un 60- 70%, pero que luego no tiene traducción en un desarrollo local y obviamente la mayoría de los beneficios se quedan en las empresas del sector.
Parece que existe un denominador común en los potenciales evaluadores, que son los receptores de estos servicios formativos y es, su incredulidad y por tanto falta de valor de los resultados que el alumnado adquiere en especial en la formación reglada.
Sinceramente, existen educadores o si quieren profesionales académicos que trabajan en centros universitarios que todavía están muy alejados de la realidad, inmersos solo en la gestión y visión universitaria y que minusvaloran a otros muchos, “outsiders” que aportan ese conocimiento basado en el mix del saber, saber hacer, y experiencia, mucho más cercanos a la problemática y seguramente con herramientas que pueden aportar soluciones, que en definitiva es lo que se necesita hoy.
Creo que es necesario fomentar una capacitación, formación y educación especializada en las áreas de conocimiento requeridas en la actualidad y sobre todo, enfocadas al futuro, es decir mañana mismo, ya que existe unas necesidades tremendas en muchas zonas pre-turísticas, emergentes y en destinos ya consolidados de diferentes países, que no encuentran las soluciones adecuadas, pero siguen sin valoran la inversión en la formación y el conocimiento.
La formación me recuerda a la innovación, en las que se confunde la apuesta por las herramientas, como la tecnología o las habilidades, dejando de lado, lo más importante que es el pensamiento, la creatividad-innovación y el conocimiento, sin los cuales esas herramientas no tendrán sentido alguno.
Es precisamente el valor del conocimiento, a través de la capacitación, formación y educación, la que puede otorgar al turismo su posicionamiento social y ubicar esta actividad productiva en un territorio y no solo en un establecimiento alojativo, de restauración, distribución o de animación.
Permítanme terminar con otra pregunta:
¿Es posible ofrecer calidad, emociones y experiencias turísticas sin una capacitación previa?
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