Viernes, 01 Marzo 2019 07:21

Gestión Relaciones Públicas socialmente responsables

Gestión Relaciones Públicas socialmente responsables

Antonio DiGenova

 

 

 

 

 

 
Las personas con discapacidades físicas, para tomar un ejemplo, sufren graves complicaciones al momento de tener que trasladarse por la ciudad o acceder a determinados sitios, pero tanto o más grave aún es la discriminación a la que son objeto a la hora de pugnar por un puesto laboral. El prejuicio, la ignorancia, las conductas aprendidas o directamente los modelos culturales, tal como los definió Benedict*, resultan un cóctel fatal para las aspiraciones de estas personas que son discriminadas. Lo cultural resulta crucial y se impone a lo biológico como determinante de un patrón de conducta. Los procesos culturales y los cognitivos conscientes e inconscientes son dinámicos por naturaleza; y es aquí donde los relacionistas podemos cumplir un rol fundamental en el ámbito empresarial, como promotores de una comunicación socialmente responsable y en la divulgación de una Dirección por Valores; en la que se privilegie la integración, la inclusión, el respeto por la diversidad y el humanismo.



Una persona en sillas de rueda, por caso, es una persona con capacidad de desarrollar determinados trabajos dentro de una organización empresarial y quizás haya uno en particular para que podría estar altamente calificada, como es el de ocupar un sitio en la recepción de una empresa o institución. A flor de ser sincero las he visto en algunos ingresos a edificios o reparticiones públicas, pero no así en grandes empresas, a las que por la función que desarrollo tengo el privilegio de visitar frecuentemente. Muy por el contrario, el modelo prototípico de “recepcionista” de una gran empresa es una señorita esbelta, sin ninguna discapacidad aparente, exuberante físico, preferentemente de blonda cabellera y convencionalmente bella; cuánto más se parezca a una top model, mucho mejor.



¿Se trata de un desvalor?, no, lo estético, la belleza son valores, desde luego, y todos lo apreciamos de una u otra forma. Sin embargo, debemos coincidir que si el criterio excluyente para cubrir un puesto en recepción es la belleza prototípica que una persona pueda ostentar, se trata de una medida un tanto superficial y frívola. También hay que decirlo, si ingresamos a la recepción de una importante empresa y nos encontramos con una persona que exhibe estos atributos no nos generará ninguna disonancia perceptiva, en el fondo era lo que suponíamos íbamos a ver.


Ahora bien, les propongo el siguiente ejercicio intelectual: ¿qué pensaría si al ingresar a una empresa, en lugar de encontrarse con una “clásica” recepcionista se encuentra con una persona en sillas de ruedas? Probablemente pensó lo mismo que yo: en esta empresa se advierten otros valores, desde el vamos. Seguramente será una imagen que nos impacte favorablemente, que nos haga pensar en los criterios de humanidad que la empresa propugna, en una empresa socialmente responsable y comprometida con la comunidad, que brinda oportunidades a las personas por lo que las personas valen, más allá de cualquier otra cuestión. ¡Dígame si me equivoco!

 

Qué pasaría si en la recepción de un importante hotel la atendiera una persona “trans”, por ejemplo, viajo mucho y jamás vi una. Lo mismo que en el caso anterior, lejos de discriminar o postear cosas negativas en las Redes Sociales por eso; hablaría del valor insoslayable de la organización en promover igualdad de oportunidades.


Promover este tipo de acciones entre nuestros clientes es a lo que me refiero cuando hablo de Relaciones Públicas socialmente responsables.

 

 
 
 

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