Cuando se llega a Malta uno creerá encontrarse en Túnez, en Rodas, incluso en Dubrovnik, porque habrá muchos aspectos que nos recordarán a estos lugares. Nombres ingleses o italianos se encuentran en los letreros de las calles, en los comercios, hasta en las costumbres de sus habitantes. Hasta el árabe puede resultarnos familiar. Y es que Malta está enclavada en el Mediterráneo y, como consecuencia, próxima a varias culturas. Nos sorprenden las iglesias barrocas, la arquitectura de vanguardia y las ruinas megalíticas. Todo cabe en esta pequeña isla, no más grande que una mediana ciudad, sin embargo, Malta es el país más densamente poblado de Europa. Es independiente desde 1964.
La historia de Malta comienza a ser interesante cuando Carlos I arrienda este lugar a los famosos Caballeros de la Orden de Malta, los Caballeros Hospitalarios, cuando fueron expulsados de la isla de Rodas por el sultán Solimán el Magnífico. Entonces, Malta estaba dominada por la Corona de Aragón y el monarca español les cobraba, como renta, un halcón al año. Todos recordamos la película “El halcón maltés”. El nombre de Malta llegaría poco después. En 1565 los turcos sitiaron la isla y comanda la resistencia el gran maestre Jean Parisot La Valette, quien llega a derrotar a los turcos. Precisamente, el barrio Vittoriosa -convertido en ciudad por Napoleón- rinde homenaje a ese triunfo. Y la capital fortificada que levantaron para prevenir futuras invasiones también fue bautizada con el nombre del gran maestre. La Valetta, por tanto, debe su nombre a Jean de la Valette. Hay una estatua a la espalda del Parlamento que domina las ruinas de la antigua ópera, que también fue bautizada con el nombre del gran maestre. Hoy es un teatro al aire libre.
Pero la verdadera transformación de la ciudad, tal y como la contemplamos ahora, es cuando Juan de la Valette concibió la nueva ciudad tras la invasión de los turcos, que la dotó de unas infraestructuras nunca vistas hasta entonces. Cada edificio debía ser de la misma envergadura, las mismas alturas en puertas y ventanas, y así en cada calle. Cada esquina debía ir rematada con la figura de un santo. Las fachadas no tendrían salientes en terrazas, sólo se permitirían en la parte posterior. Además, dado que el sistema de canalización era muy deficiente y los olores de las aguas fecales, sobre todo en verano, eran insoportables, mandó construir un sistema novedoso de tuberías que tendrían muchísimos metros de longitud hasta adentrarse en el mar varios kilómetros para que los vertidos se fueran muy lejos y la ciudad se mantuviera sin olores. Todos los edificios son de una piedra caliza dorada, tipo a la de Salamanca, la misma que se aprecia también en Dubrovnik, en Croacia, una ciudad que recuerda mucho a la Valetta.
La arquitectura de la Valetta es barroca y neoclásica y se puede contemplar uno de los lienzos más famosos de Caravaggio “La decapitación de Juan el Bautista”, que se encuentra en el oratorio de la Concatedral y es el único lienzo que firmó el pintor, quedando su firma estampada en la sangre que brota de la cabeza del primo de Jesucristo. En la catedral busquen también su San Jerónimo. Y los sepulcros de los Cotoner mallorquines y del quinto Barón de Dos Aguas, valenciano, todos grandes maestres de la orden de Malta. Aunque la presencia de los caballeros salpica la isla, los franceses, de la mano de Napoleón, acabaron con su dominio. También con el trato discriminatorio a judíos y musulmanes. No todo fue sensato. Napoleón arrasó las arcas y los caballeros no ofrecieron resistencia porque habían jurado no levantarse en armas contra príncipes cristianos.
Malta tiene algunas curiosidades que se conocen poco, como que durante la Segunda Guerra Mundial cayó una bomba de 200 kilos en una iglesia mientras se celebraba misa, pero la bomba no explotó, lo que se consideró un milagro. Una réplica de esa bomba se puede ver en la sacristía. La Valetta es la capital más pequeña de Europa, menos de un kilómetro cuadrado. Tiene un templo que es más antiguo, incluso, que las pirámides de Egipto, data del 3.600 al 3.200 a C. Todas las iglesias tienen dos relojes, uno con la hora correcta y otro con la hora equivocada. Y hay que preguntar los motivos. Para engañar al diablo, para que no interfiera mientras se celebran los oficios religiosos. A Malta se la considera la pequeña Hollywood por las numerosas películas que allí se ruedan.
El conejo es el plato típico y lo guisan de diferentes maneras.
Se habla el inglés y el maltés. El maltés procede del árabe y se ha nutrido del español, del francés y del italiano. Si hay algo que también hay que destacar de Malta, es que tiene 300 días de sol al año para poder disfrutar de playas de agua limpia y cristalina con abruptas y atractivas costas como la cueva de Calipso en la isla de Gozo. La isla de Malta cuenta con 450.000 habitantes y la ciudad de la Valetta 6.000.
Las relaciones entre España y Malta se establecieron en 1977.
Malta cuenta con una embajada en Madrid y cinco consulados honorarios: Barcelona, Sevilla, Palma y Santander.
España tiene una embajada en la Valetta.
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