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Varios países de Suramérica vienen siendo afectados por crisis políticas y sociales causando, entre otros impactos, el decrecimiento del turismo internacional receptivo en los mismos. En 2017, según la Organización Mundial del Turismo -OMT-, las Américas recibieron 207 millones de visitantes, de los cuales 36.759.628, equivalente a 17.75%, arribaron a Suramérica, subregión que tuvo el mayor crecimiento de la región, con un 7% de incremento respecto al 2016. Los países que mayor crecimiento exhibieron fueron: Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Colombia; y el de peor desempeño: Venezuela.
Durante 2018, Suramérica creció sólo 3% en número de visitantes extranjeros respecto a 2017, y para 2019 el pronóstico de crecimiento pudiera ser aún menor; las posibles causas: 1. Agravamiento de la situación política, económica y social de Venezuela lo cual ha generado una multitudinaria emigración cuyos destinos principales son Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil, es decir, casi toda Suramérica, trayendo como consecuencia diversos problemas sociales, de servicios sanitarios y laborales, que han requerido medidas especiales de los correspondientes gobiernos, los cuales, en algunos casos han solicitado ayuda de los organismos internacionales calificados para atender dicha situación. 2. Resurgimiento de grupos guerrilleros en Colombia, abandonando el Acuerdo de Paz firmado con el gobierno, lo cual ha creado un motivo para que muchos visitantes puedan dudar de la seguridad del destino; 3. Problemas sociales en el Ecuador debido a ciertas medidas económicas tomadas por ejecutivo nacional: 4. Inestabilidad política en el Perú debido al conflicto de poderes entre el Ejecutivo Nacional y el Poder Legislativo; 5. Conmoción social en Chile con importantes protestas que han causado daños graves a instalaciones públicas y comerciales; 6. Protestas en Bolivia causadas por el rechazo a los resultados electorales por una importante parte de la población; 7. Inestabilidad económica en Argentina por los recientes resultados electorales; y 8. Importantes incendios forestales en la Amazonía de Brasil que afectaron a millones de personas e incluso a los territorios de algunos países vecinos.
El turismo es un gigante motor para la economía de los países, el denominado internacional receptivo genera importantes sumas de divisas para aquellos países que lo promueven y protegen, y crea un efecto multiplicador en la economía que alimenta otras industrias y beneficia el emprendimiento y la inversión. Sin embargo, el turismo es una actividad hipersensible a todo lo que es inestabilidad política, social y económica, y existen diversas situaciones que pueden afectar negativamente a los visitantes internacionales, tales como demoras o cancelaciones de viajes, afectación de la seguridad personal, problemas cambiarios o de abastecimiento, y eventuales restricciones a la libre circulación por bloqueo a ciertas vías de comunicación, daños a los servicios públicos de transporte o implantación de toque de queda en ciertas ciudades.
Puede ser que las condiciones antes mencionadas hagan pensar a ciertas personas en un turismo de aventura hacia los países afectados, pero en general, los viajeros prefieren destinos estables política y económicamente, en los cuales se pueda caminar, visitar, comer y comprar sin restricciones o sobresaltos.
En países como Chile, donde en pocos años se han logrado superar los seis (6) millones de visitantes extranjeros, cada vez que se causa un daño grave a instalaciones públicas o privadas se genera un impacto negativo en la población local, que posiblemente perderá ingresos o bienes, y también otro muy importante en los visitantes, quienes rápidamente transmitirán a sus connacionales y amigos los problemas del viaje de manera que no se arriesguen a visitar dicho destino. Es importante destacar que ciudades como Santiago de Chile pueden llegar a recibir en un año una cantidad de visitantes similar en número a la población residente, y ese importante volumen se refleja en un gasto en alimentación, bebidas, compras y paseos recreativos.
Es cierto que luego de solucionados los problemas políticos o sociales será eventualmente posible recuperar las corrientes turísticas extranjeras, pero mientras esto llega, habrán pasado muchos meses en que las divisas de esos viajeros no llegaron a la cadena comercial y de servicios, perjudicando de esa manera a todos los que trabajan en el sector turismo de manera directa o indirecta.
La actividad turística crece espectacularmente en los ambientes de paz y seguridad personal y jurídica, pero decrece rápidamente cuando estos factores disminuyen o desaparecen. Para el cierre de este año 2019, según la OMT, es posible que se superen los 1.500 millones de visitantes en llegadas internacionales y es muy importante para Suramérica seguir beneficiándose de dicho crecimiento.
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