Lunes, 12 Febrero 2018 17:27

“Turismo, ¿Actividad bajo Control o bajo Libre Desarrollo?”

“Turismo, ¿Actividad bajo Control o bajo Libre Desarrollo?”

Willian Bracho

 

 

 

 

 

 

Después de casi 60 años de desarrollo del turismo en los diferentes continentes todavía existen diferencias de criterios sobre si esta actividad debe regularse más a fondo o si por el contrario debe liberalizarse. El tema no solo es complejo sino interesante, ya que la perspectiva gubernamental, la privada y la académica, tienen diferentes matices respecto a que debe ser controlado y que debe permanecer sin regulación o ser liberado. Comencemos con la perspectiva gubernamental: La forma como los Estados intervienen en la economía depende de su estructura política y de la ideología administrativa que manejan, y esta relación Estado – Economía, puede convertirse en un indicador de cómo serán los resultados para cada uno de los sectores productivos, en particular para el turismo que es una actividad socioeconómica muy sensible a las políticas de Estado o del gobierno de turno. Existen tres tipos de relaciones entre la Economía y la Política:


1.La Política controla totalmente a la Economía: Este tipo de relación lo atribuimos normalmente a las Dictaduras de izquierda o de derecha, a las Monarquías absolutas, y a las Pseudo-Democracias autocráticas, sistemas estos donde, con pocas excepciones, se impone el modelo de desarrollo a seguir y el Estado tiende a monopolizar o controlar el aparato productivo. Si estas políticas de Estado fracasan, entonces la economía, incluyendo a todos sus sectores (Turismo, Petróleo, Agricultura, Minería, etc.), también fracasan. Excepcionalmente en los Estados donde los criterios políticos son progresistas y enfocados hacia el éxito, la Economía controlada puede también ser exitosa. Se puede inferir que en este tipo de relación el éxito de la economía dependerá de la positiva orientación que pudiera tener el Estado.

 

2. La Economía controla a la Política; este es el caso de muchos países donde el poder de los sectores económicos determina el apoyo a los partidos políticos y sus gobernantes, controlando o influyendo de ese modo sus decisiones respecto a la Economía. Los sectores económicos presionan al Estado sobre los aspectos y políticas que convienen a su interés, bien leyes, incentivos, limitaciones a la competencia extranjera, subsidios, etc. Aquí el Turismo, como parte de la Economía, solo se desarrollará positivamente si los empresarios lo consideran negocio.

 

3. La Política y la Economía interactúan: Aunque es un modelo escaso, Estado y Economía actúan sin condicionarse, excepto por el marco jurídico general que se debe cumplir. En estos casos el Turismo también se desarrollará solo si es negocio ya que no hay normalmente incentivos o subsidios para la economía y tradicionalmente el Estado, a través del Gobierno, procura solo intervenir en los sectores comúnmente reservados a este, como el transporte público de pasajeros, la recreación popular y la promoción cultural, actividades muy vinculadas al turismo, pero normalmente ajenas al negocio turístico.

 

Sin embargo, para todos los casos de relacionamiento entre la Política y la Economía, será absolutamente necesario que el Estado en sus diferentes estadios, Nacional, Regional o Municipal, defina políticas y normas respecto a la sostenibilidad ambiental, económica y socio cultural, no porque se trate de una nueva tendencia, sino porque estos temas tocan la necesidad de la humanidad de preservar su ambiente, sus valores socioculturales y sus fuentes de producción y trabajo. Además de los aspectos de sostenibilidad hay otros temas que son ineludibles para el Estado, como la Planificación, el Ordenamiento Urbano, la Política Laboral, la Seguridad, la Higiene y Sanidad, entre otros, y los que, de una u otra manera, están relacionados con el desarrollo y operación del turismo.

 

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La perspectiva que el sector privado generalmente tiene acerca de cómo debe desarrollarse el turismo es quizás simplista: libertad económica, poca regulación, el Estado sólo interviene en las áreas de su competencia directa es decir en los temas de seguridad, salud, ambiente, sanidad, transporte público, educación, planificación, y otros que no compitan con lo que el sector privado puede desarrollar. Apoyo económico a través de incentivos, créditos blandos o subsidios, y libertad de tarifas y de condiciones generales de los servicios a prestar.

 

La perspectiva académica quizás es más romántica, está más basada en la investigación, en la búsqueda del deber ser de la actividad turística, en la necesidad de que todo gire alrededor de la sostenibilidad, la generación de empleo, el desarrollo urbano y comunitario, la promoción de los valores patrimoniales, la educación y capacitación para el turismo, y la constante vinculación de la universidad tanto con los fines del Estado como con la actividad de los sectores productivos.


Hoy día, en medio de la lucha por alcanzar la sostenibilidad de la actividad turística, los diferentes niveles del Estado, Central, Regional y Municipal, están procurando imponer mayores regulaciones y más control administrativo sobre los actores del turismo (Empresarios, promotores, visitantes, comunidades locales y suplidores), de manera de garantizar que se apeguen a las normas que buscan garantizar un mejor ambiente, protección patrimonial y cultural, destinos turísticos sostenibles, y estabilidad empresarial y laboral. Dentro del amplio espectro de la sostenibilidad está el tema de la necesidad de regulación de la capacidad de carga que como máximo pueden soportar los sitios o destinos turísticos específicos, bien playa de mar, lago o río; pueblo, parador, plaza, museo o lugar turístico.


Otro aspecto que requiere la atención del Estado en el ordenamiento regional o local, donde la experiencia de muchos países ha sido negativa bien por la poca preparación y/o visión de la autoridades municipales o regionales. La destrucción del paisaje natural y urbano a consecuencia de un voluptuoso desarrollo turístico ha sido en muchos casos consecuencia de la falta de normas urbanas y regionales que orienten o impongan los criterios sobre construcción, fachadas, protección de valores culturales, disposición de aguas servidas, etc.; así como también de una velada corrupción que ha permitido la flagrante violación de las normas existentes.


Estos temas, traídos como ejemplos de tantos aspectos que requieren acción gubernamental, son aparentemente sencillos de regular, pero complejos respecto a su control, sobre todo a lo referido a manejo de capacidad de carga en áreas abiertas. Todo esto requiere, además de políticas y regulaciones, mucha concientización mejoras en la educación general y especializada, y mucha discusión entre los entes del Estado y el sector privado turístico.


Por último, así como hay materias donde se justifica la regulación y control por parte del Estado, también hay otras donde estos pueden ser nocivos, me refiero a los aspectos comerciales de la actividad turística donde la definición de productos turísticos y fijación de tarifas, entre otros, deben dejarse al criterio de los operadores, a la auto-regulación del mercado, o someterlas al arbitraje de bandas de precios por parte del propio sector privado y en base a criterios de calidad en los servicios.

 

Nos volvemos a preguntar: “Actividad bajo control o bajo libre desarrollo”

 

 

 

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