Colaboración: Sagrario Chamorro Argeñal
Ilustración y Publicación: Juan Flavio Orozco V.
No se trata de una atracción turística más, tampoco de un sitio más donde orar, aunque es algo tan impactante, que cuando vas entrando en el túnel, de repente, sientes una fuerza espiritual que domina tus sentidos, una combinación de temor y aventura por estar penetrando los interiores de la tierra, donde una vieja mina de sal se ha convertido en un refugio de oración, en una Catedral Católica, que el ingenio humano diseñó y construyó entre las rocas y el mármol impregnados de sal.
Huela la sal, te dicen, pruébela y he allí, como el guía resuelve el misterio, pues como sabemos la sal, aunque rocosa, es un polvo blanco que usamos para condimentar o preservar alimentos. La he visto en las salinas de los mares, pero nunca la había admirado convertida en una lámpara o en una figura angelical. ¿Roca o mármol impregnado de sal?
Y todo esto es al comienzo del túnel de entrada, que, en mi caso, lo iba penetrando cómodamente sentado en silla de ruedas, ya que, por lo disparejo del piso, mis anfitrionas decidieron proveérmela y contratar a un joven guía (por cierto, venezolano, de los que ya se han afincado en Colombia) pudiendo así apreciar todo desde una perspectiva privilegiada.
Siempre encontramos filas, pues son muchos los que entran y salen. Tu primera sensación es de ansiedad, piensas "aquí hay mucha gente", pero te controlas por la expectativa a lo que esperas encontrar, por lo que ahora se el por qué desde que entras te dicen, tóquela, pruébela, es sal, con lo que los guías dominan tu inquietud.
Antes había una Capilla simple para los mineros construida en 1932, según datos de Wikipedia, la que se transformó en una primer Catedral, cuya construcción inició en el 50 e inaugurada en agosto del 54, para 8,000 personas. La nueva Catedral es un logro del Arquitecto bogotano Roswell Garavito Pears, electo entre 44 propuestas en un concurso de la Sociedad Colombiana de Arquitectos en 1990, la dirección técnica de ingeniería fue ejecutada por otro bogotano, el ingeniero Jorge Enrique Castelblanco, entre 1991-1995, todo en el interior de las minas de sal de Zipaquirá, en el departamento de Cundinamarca, Colombia, a 50 kilómetros del centro de Bogotá. En su interior se encuentra una rica colección artística, esculturas de sal y mármol en un ambiente lleno de un profundo sentido religioso.
En 2007 mediante un concurso para elegir las 7 Maravillas de Colombia; la Catedral de Sal de Zipaquirá obtuvo la mayor votación; convirtiéndola en la Maravilla No.1. Es interesante que el bajar hasta los 180 metros de profundidad, no causa efecto corporal, una proeza de ingeniería, lo cual permite a niños (los vi en coches de infantes) y a mis colegas adultos visitar la antigua mina, convertida en una de las atracciones turísticas más singulares del mundo. Al entrar te da la bienvenida El Viacrucis, esculpido en la sal o en mármol empotrado en la roca salada, te invita a descansar y orar en cada una de las estaciones hasta llegar a la Nave Central, donde está la Cruz más grande del mundo bajo tierra y puedes participar de la Eucaristía cómodamente sentado en bancas de madera. Tuvimos la suerte que cuando llegábamos la Santa Misa estaba iniciando. Viajamos de Bogotá en automóvil, pero se puede ir en autobús o en el tren turístico, el cual toma casi tres horas. La empresa ferroviaria ofrece bocadillos y variedad de bebidas durante el viaje. Les recomiendo el viaje por tren.
Esta joya arquitectónica y de ingeniería de minas, ofrece en su interior, un sector de compras impresionante. Es de admirar a los que permanecen por 8 horas a cargo de los servicios, pero como me dijeron ellos, el cuerpo humano es tan versátil que se acopla a todos los ambientes, aunque al salir, hay que desalinizarse. En general los visitantes son grupos familiares de varias nacionalidades que permanecen en el recorrido un poco menos de dos horas, pero curiosamente también ofrecen facilidades para bodas y banquetes. Una empresa petrolera de Chile, contrató el lugar para una boda en el 2019, a la que asistieron 75 invitados de varios países. En el evento cantó el coro de la Catedral y una orquesta filarmónica en la recepción y el banquete nupcial. Las autoridades anunciaron con debida anticipación el cierre al público en general.
Definitivamente les recomiendo visitar esta maravillosa joya que el ingenio colombiano le ofrece al mundo.
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