Colaboración: Sagrario Chamorro Argeñal
Ilustración y Publicación: Juan Flavio Orozco V.
Tenemos que aprender a viajar con menos equipaje, no como si fuese un traslado de residencia, además siempre hay encargos o regalos para la familia. Dos o tres maletas, aparte de la maleta de mano que escasamente cabe en el espacio que ofrecen los aviones, es demasiado. Creo que si lográsemos limitarnos, podríamos hasta rebajar las tarifas aéreas, que nos beneficiaría.
En mi último viaje, debido a las tormentas de invierno de todo el Medio Oeste y Noreste de Estados Unidos, decidí cambiar mi destino, o sea, en vez de ir a Filadelfia vía Miami, compre un vuelo Miami/Managua, buscando el calor tropical. Aunque hubo gastos extras, no tuve dificultades en el cambio, así que muy temprano me despedí del Valle del Cauca (Colombia) y gozando la frescura del paisaje llegue con mis dos maletas al eficiente y agradable aeropuerto de Cali, que mueve más de 5 millones de pasajeros anualmente, en su mayoría nacionales.
Aquí comienza la novela ya que, en los viajes, un descuido en los detalles puede causar muchos problemas. Estaba vigente aún el itinerario inicial Cali/Miami/Filadelfia cuando decidí cambiarlo a Cali/Miami/Managua, por lo tanto, era importante estar atento a que las maletas fuesen enviadas en la ruta nueva, lo cual hice varias veces, pero solo verbalmente. Pague US$ 67.83 por la segunda maleta, ya que viajaba en clase económica, por lo que me dieron un recibo que no examine, pues estaba en letra súper chiquita y en código, lo que hace que el sistema automáticamente imprima el "sticker" que se pega o coloca en las maletas, con copia que le entregan al pasajero. Ese "sticker" es uno de los detalles que siempre hay que revisar, pero esta vez, aunque insistí con la joven que me atendía que no se olvidara del cambio de ruta, mostrándole el respectivo "Boarding Pass" que claramente incluía el vuelo a Managua, con cambio en Miami, no leí los detalles del "sticker". La insistencia fue tal, que las amigas, María Cristina y Leonor, que me transportaron de Buga al Aeropuerto, me felicitaron por ser tan detallista, pero todos pasamos por alto revisar los detalles impresos en el pedazo de "sticker" que te entregan para reclamar tus maletas en el lugar de destino.
Cuando hay cambios de vuelo en países diferentes, generalmente le toca al pasajero reclamar las maletas del "carrusel" pasarlas por Aduana y llevarla al sitio donde las vuelven a reintegrar al sistema. Debido a mis 93, utilizo el servicio que me provee silla de ruedas en los aeropuertos y la asistente me dijo que American Airline, entre vuelos internacionales, o sea de un vuelo internacional a otro operado por ellos, no requiere que el pasajero reclame sus maletas, sino que ellos lo hacen internamente. Insistí en hablar con el Supervisor, quien me aseguro que lo que me habían dicho era lo correcto, pero ni ella, ni el, me pidieron el "sticker", ya que hablábamos de las maletas, para asegurarse que todo está en orden y que el vuelo internacional era el indicado, o sea que dijera Cali/Miami/Managua.
Cuando desembarque en Managua, al no ver mis maletas en el carrusel, comienza el largo y casi novelesco camino del reclamo, pues es allí, cuando al revisar los detalles de los "sticker" nos damos cuenta que las maletas han sido enviadas a Filadelfia, lo cual confirman los inspectores llamando al Aeropuerto de Filadelfia o sea que primero llegaron las maletas a Filadelfia, que yo a Managua. Los encargados, gentilmente, me aseguraron que enviarían las maletas a mi casa en 24 horas, pero al no recibirlas les llame y me informaron que las maletas estaban en la casa de mi hijo en Wallingford, Pennsylvania, que es la dirección oficial que ellos tienen de mí en USA.
Sigo reclamándoles y les digo que las maletas tenían la dirección de mi casa en Managua, Nicaragua. Se presentan las excusas de rigor y prometen ir a buscarlas a casa en Wallingford y enviármelas a Managua, pero como esto ha sido un cuento de nunca acabar, solo llega una y al reclamar la otra, me dicen que se encuentra en Los Ángeles, lo que las distingue como "maletas trota-mundo". El problema sigue, pues no tienen vehículo para enviarme la primera maleta a casa, por lo cual hay que desplazarse nuevamente al aeropuerto, con los gastos correspondientes, lo que se repitió con creces el siguiente día, ya que tuve que ir tres veces al aeropuerto por la que habían enviado a Los Ángeles, pero al fin, debo felicitarles porque las "famosas maletas" llegaron con todo su contenido intacto.
Lección para todos: vigilar hasta los más ínfimos detalles y para "American" un fuerte llamado de atención, pues su personal parece tener sobrecarga de trabajo. Seria simpático que por lo menos reconozcan los daños causados, pues en la segunda maleta, la que viajo hasta Los Ángeles, venían mis medicinas, poniendo en riesgo mi salud con el extravío.
Otros Artículos del Columnista