Miércoles, 01 Mayo 2019 14:12

Centro América necesita bosques

Centro América necesita bosques

Alejandro Gallard

 

 

 

 

 

Colaboración: Sagrario Chamorro Argeñal  

Ilustración y Publicación: Juan Flavio Orozco V.

 
Curioso es el estudio de la Organización de las Naciones Unidas para las Alimentación y Agricultura (FAO) en el cual leí que galletas dulces escolares fueron horneadas en un colegio rural cercano a Estocolmo que luego vendieron sus alumnos en 1988 para con sus ganancias crear la reserva privada que actualmente es la más grande y protegida de Costa Rica, y que este país la ha sabido aprovechar. Dice el estudio: “veinte países han conseguido hacer una gestión sostenible ejemplar de sus bosques y que a ojos de la FAO son casos de éxito” pues entre “1990 y 2015 consiguieron el difícil equilibrio de aumentar la producción agrícola sin disminuir sus terrenos forestales”.

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Lo más relevante de esto es que de los 20, dos son de nuestra Latinoamérica con gobiernos democráticos, Chile y Costa Rica, los que han recibido un reconocimiento a nivel mundial que les da una imagen paradisiaca en su promoción turística. Según la FAO, Costa Rica es el único país centroamericano que ha hecho crecer sus bosques en este siglo. Promueve constantemente cambios estructurales en el sector agrícola y beneficia la protección de los bosques, introduciendo controles jurídicos a fin de evitar el cambio del bosque natural a otros usos de la tierra. En los años cincuenta, miembros de la comunidad cuáquera (Quakers), huyendo del reclutamiento forzoso en Estados Unidos, fundaron la población de Monteverde en Costa Rica; adquirieron fincas aisladas de bosque frondoso y se vieron luego abocados a difundir la necesidad de comprar amplias extensiones de jungla y así preservarla ante la alarma generada por el desarrollo agrícola que lo masacraba. En 1986 crearon la (Asociación Conservacionista de Monteverde (ACM) para su gestión.

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Es encomiable que desde 1997 Costa Rica dispone de una financiación estable destinada a los bosques a través de un sistema de pago por servicios ambientales que ha permitido la plantación de 5,4 millones de árboles, la protección de las cuencas hidrográficas y la reforestación de especies nativas. El Bosque Eterno de los Niños de Costa Rica, ha ido creciendo hasta llegar a las casi 25.600 hectáreas (36,600 manzanas) que ocupa hoy la reserva privada más grande y más protegida de este país convertido en el paradigma mundial del respeto al medio ambiente y la sostenibilidad. En cuanto a Chile, el estudio nos informa que desde tiempos ancestrales, los indígenas (mapuches) habitan la provincia de Osorno, donde mantenían una estrecha relación con la naturaleza, ya que se consideran parte de ella y por eso nueve de ellas las cuidan y respetan sus recursos naturales, trabajando de manera sostenible, a través del ecoturismo, la agricultura de subsistencia y la producción de tejuelas (pequeñas tejas) aprovechando los árboles muertos de los bosques, una especie protegida y con altísimas cualidades madereras con cuya gestión, Chile mantiene a lo largo de todo su territorio un modelo que ha conseguido aumentar el rendimientos agrícola en sus bosques.

bosque chileno

Leyendo el estudio he encontrado que Chile ha conseguido disminuir las brechas sociales y tecnológicas, mejorando así las condiciones y calidad de vida de los trabajadores forestales y sus familias, respetando la tradición y cultura de sus comunidades campesinas e indígenas. Todo lo anterior es posible en países donde el sistema democrático se ejerce, pues existen naciones del eje populista, donde la depredación es “orden del día”, como nos lo relata el ambientalista nicaragüense, Jaime Incer Barquero, en una entrevista que le hiciese el diario nicaragüense La Prensa: “La Reserva Biológica Indio Maíz, al igual que la llamada Bosawas (ambas en Nicaragua), están abiertas al saqueo, a la extracción de madera, a la destrucción de la flora y fauna, depredada por colonos que destruyen sus recursos naturales”. Contrario a lo ejercido en Chile, el gobierno populista de Nicaragua, ignora las demandas de los gobiernos comunales (indígenas) que abarcan la Reserva Indio Maíz, en cuanto a la invasión de colonos que deforestan y contaminan el agua, realizando extracciones arqueológicas, explotación minera, pesca ilegal y caza.

incendio

Un incendio que ocurrió en Abril del 2018 (uno de los detonantes de las protestas globalmente conocidas, 5,945 hectáreas quemadas) en la reserva Indio Maíz, ante el cual las instituciones estatales se mostraron indolentes, ha incrementado los abusos, ya que como dice Incer Barquero “todas las trochas que abrió el Ejército, con pretexto de apagar el fuego, son ahora vías de penetración para la colonización incontrolable y para la extracción de los recursos, especialmente madera, que ahí existe”.  Las protestas continúan, pero no es suficiente, se necesita presión internacional y concientización de la importancia de mantener nuestros bosques sanos y en crecimiento, pues el árbol es vida, por eso aplaudimos el esfuerzo que ciudadanos nicaragüenses como los esposos Baltodano/Cruz con su bosque llamado “Bajo” y el matrimonio Pellas/Cardenal en Nekupe, están con su ejemplo diciéndonos “siembra y cuida los árboles, pues estas sembrando salud y vida”.

 

 
 

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