Cuando se habla de inteligencia generalmente hay una correlación inmediata y sinónima con la tecnología, sin embargo, si bien la tecnología es innovadora también debe ser inteligente y para existir inteligencia se debe tener la habilidad, destreza, experiencia y conocimiento con el análisis de información para tener la capacidad de predecir, prevenir, neutralizar y/o solucionar mediante la planificación a largo plazo y toma de decisiones estratégicas, las amenazas y problemas para defender los intereses de una sociedad en un territorio con características y dimensiones específicas.
Por lo anterior, así como es cierto que la tecnología es una herramienta indispensable para un destino turístico también lo son otros factores clave como la innovación constante, accesibilidad, seguridad y soberanía alimentaria, cambio climático, igualdad social y de género, seguridad turística, sostenibilidad, sistemas de inteligencia, integración social y paz, entre otros.
Turismo inteligente:
El turista hace tiempo que ha tomado el control de la oferta en sus manos de manera literal, gracias a los dispositivos móviles (PDA por sus siglas en inglés Personal Digital Assistant) como los teléfonos celulares (smartphones), tablets… que permiten un visitante inteligente, sea este turista o excursionista, que es un prosumer hiperconectado con movilidad que utiliza la multimedia para investigar, co-crear de manera personalizada su itinerario, controlar y consumir sus propias experiencias antes, durante y después del viaje a través de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) como las aplicaciones móviles (apps), los códigos QR (Quick response) entre otros para conectarse directamente e integrarse con las comunidades receptoras de una manera respetuosa, responsable, ética y en paz para coadyuvar a su crecimiento y desarrollo de forma inteligente.
Los turistas digitales están geolocalizados, comparten y dialogan en tiempo real, dando el fenómeno conocido por SoLoMo (Social, Local y Móvil). SoLoMo tiene lugar como resultado del uso de las redes sociales, georreferenciando el ámbito geográfico en el que se encuentra el usuario a través de smartphones [Blasco et al.: 2016].
La principal motivación del turista inteligente es vivir una experiencia turística, que es un fenómeno compuesto por elementos tangibles e intangibles que facilitan al turista “vivir” un momento memorable en el destino excediendo sus expectativas. De acuerdo a lo anterior, Rodríguez (2016) define la experiencia turística integral desde el punto de vista de la oferta como: “Un producto turístico tradicional que, por medio de una oferta de estímulos en el destino, permite al turista experimentar el destino a nivel emocional”. Como podemos notar una tecnología de vanguardia no es la principal característica que busca un visitante inteligente en un destino turístico inteligente.
¿Ciudades o Destinos Turísticos Inteligentes?
La difusión de las tecnologías y su uso masivo e intensivo por parte de los turistas, así como el Internet y las redes sociales, condicionan seguramente la competitividad y la atractividad de los destinos turísticos. Una de las tendencias en desarrollo es la de las ciudades inteligentes (Smart city), es decir, aquellas urbes que a través de las tecnologías de la información (TIC) promueven el desarrollo sostenible para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y, a su vez, reducir el gasto energético. Planifican y efectúan procesos dirigidos a la optimización y a la innovación de los servicios públicos gracias a la utilización consistente de las nuevas tecnologías, ya sean de comunicación, movilidad, ambiente y eficiencia energética, con el fin de mejorar la calidad de vida y satisfacer las necesidades de sus residentes, empresas e instituciones [Ejarque: 2016].
Según SEGITTUR un Destino Turístico Inteligente es “un destino turístico innovador, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia, que garantiza el desarrollo sostenible del territorio turístico, accesible para todos, que facilita la interacción e integración del visitante con el entorno e incrementa la calidad de su experiencia en el destino, a la vez que mejora la calidad de vida del residente”.
Como se puede observar claramente en el caso de la Ciudad Inteligente (Smart city) hay un enfoque muy marcado a mejorar la calidad de vida y satisfacer las necesidades de sus residentes, empresas e instituciones (oferta) y en el caso del destino turístico inteligente el enfoque principal es facilitar la interacción e integración del visitante con el entorno (demanda). Por ello, es conveniente reflexionar acerca de si cuando se elabora la planificación de una ciudad o destino se debe considerar de manera prioritaria la integración del sector turístico desde su inicio o se debe incluir posteriormente solo si se han logrado los objetivos globales de los diversos tipos de población en el destino o ciudad.
Son dos casos concretos de estudio que obligan a esta reflexión. El primero es la Ciudad de Medellín, Colombia cuyo desarrollo urbano fue diseñado como una estrategia integral buscando soluciones a la movilidad, la gobernanza y la educación junto con la recuperación del espacio público y zonas verdes. Uno de los objetivos era recuperar los sectores más pobres de la ciudad que hasta hace poco estaban dominados por grupos armados. Una de las estrategias implementadas más exitosas fue el “Metro Cable” para conectar los asentamientos populares localizados en las laderas de la ciudad con la red de metro en el valle inferior, cerca del río. Esto redujo el tiempo de viaje de más de una hora a tan sólo diez minutos, beneficiando a más de 134 mil habitantes. En la actualidad, este Metro Cable se está convirtiendo en una gran atracción turística para ver los imponentes paisajes urbanos y rurales que ofrecen algunos de sus recorridos y para los más osados, el poder apreciar el amanecer o atardecer desde las alturas en las horas de mayor congestión pública de este medio de transporte.
El segundo es la isla de El Hierro en España que se ha convertido en la primer Smart Island del mundo que cuenta con una red wifi de acceso gratuito. Los turistas pueden navegar gratis por Internet y utilizar las redes sociales para compartir su experiencia en la isla, pero además se podrán gestionar otros servicios gracias a esta red, entre los que se incluyen la videovigilancia del tráfico y otros en estudio, como el control de incendios y sensorización de contenedores de residuos y silos de agua potable que permita una mejor gestión.
De acuerdo con Pulido (2013: 362), la diferencia clave entre ambos conceptos está en el público objetivo, pues, mientras un smart city dirige sus actuaciones hacia los ciudadanos residentes, el smart destination se orienta hacia el turista y tiene como objetivo el mejorar la experiencia del mismo durante el viaje. De hecho, en un smart destination cobra todo su sentido el concepto de cadena de valor del destino turístico y la necesidad de una gestión activa de la misma.
Un proyecto realizado por el Centre of Regional Science de la Vienna University of Technology delimitó en seis las grandes áreas o dimensiones de una ciudad inteligente: smart economy (economía inteligente), smart people (ciudadanía inteligente), smart governance (gobernanza inteligente), smart mobility (movilidad inteligente), smart enviroment (medioambiente inteligente) y smart living (calidad de vida inteligente). En las cuales identifican un conjunto de factores que describen cada una de estas áreas [Giffinger et al., 2007:12]. A este marco analítico, Pulido (2013: 363) añade dos dimensiones clave para la actividad turística: El turista (considerado desde una dimensión interna del destino como cliente) y el mercado turístico (considerado desde una dimensión externa del destino, como fuente de negocio) ya que menciona que tiene poco sentido construir un destino turístico inteligente o invertir en la transformación de los ya existentes, si no hay una demanda para ello o la que existe no valora los esfuerzos de los destinos en su transformación a la filosofía smart.
Destino Gastronómico y Turístico Inteligente
La Organización Mundial del Turismo en su plan de acción 2016/2017 de la red de gastronomía (OMT, 2017) menciona que el turismo gastronómico se perfila como un recurso indispensable que añade valor y proporciona soluciones a la necesidad más acuciante de los destinos de diferenciarse y ofrecer productos únicos. A pesar de esta manifiesta importancia son prácticamente inexistentes las definiciones oficiales relacionadas con tan importante sector por lo cual nos atrevemos a exponer una aproximación de lo que podría ser considerado un Destino Gastronómico y Turístico Inteligente:
Conjunto de recursos gastronómicos, que generan una capacidad de atracción suficiente para inducir a un viajero a realizar los esfuerzos necesarios para desplazarse hacia él con el principal fin de consumir y disfrutar productos, servicios, experiencias e inspiraciones gastronómicas auténticas y/o únicas memorables con valores agregados de manera prioritaria y complementaria. Territorio que, con una marca, un precio y un lugar en el mercado mantiene, durante una gran parte del año, un flujo de visitantes y turistas inteligentes lo suficientemente numeroso como para convertir esta actividad en una de las bases de su economía que coadyuve al desarrollo perdurable, una elevada calidad de vida de la sociedad receptora y a mantener en tiempo presente y futuro la preservación y salvaguarda del Patrimonio Cultural Gastronómico Material, Natural, Inmaterial y Mixto, las especies endémicas, los recursos naturales, el medio ambiente y la seguridad alimentaria y económica, de forma competitiva y rentable de un sitio, comunidad, localidad, región o país. El cual ha sido planificado considerando de manera prospectiva y prioritaria los requerimientos de accesibilidad, seguridad alimentaria, capacidad de carga, tecnología, movilidad, innovación, creatividad, sostenibilidad, marketing, seguridad turística, medición, evaluación, control permanente… y gobernanza con un gobierno participativo para una gestión inteligente a largo plazo.
(Antonio Montecinos, 2017).
Los destinos turísticos inteligentes se basan en la tecnología para poder impulsar un desarrollo sostenible y obtener una gestión eficiente de los recursos, de modo que aumente la competitividad del destino y del sector gracias a una mejor y mayor accesibilidad. La dotación tecnológica de un destino inteligente sirve para garantizar una mayor eficiencia, pero sobre todo es útil para conectar personas y turistas, facilitando la creación de servicios que mejoran la prestación turística y la interpretación del destino.
En los destinos gastronómicos y turísticos inteligentes no sólo es importante la tecnología, accesibilidad, innovación, conectividad gratuita, apps… también productos integrados como rutas, tours, corredores, establecimientos de hostelería y servicios turísticos, atractivos gastronómicos y turísticos… hay que considerar de manera prioritaria la diversificación de conceptos cuantitativos y cualitativos creativos, diferenciadores e innovadores que hoy demanda el turismo de clase mundial tales como: respeto al territorio y paisaje; integración y empoderamiento por medio del conocimiento, bienestar y mayor calidad de vida de la comunidad receptora; preservación, salvaguarda, dignificación y puesta en valor del patrimonio cultural gastronómico material e inmaterial; preservar la biodiversidad, seguridad y soberanía alimentaria; utilización, nutrición y salud; consumo endémico y de proximidad; trazabilidad, cadenas cortas de distribución, minimización de pérdidas y desperdicios alimentarios; cambio climático y eficiencia energética; compostaje y energías renovables; cocina tradicional su reinterpretación y evolución...
Se debe ofertar valor agregado o añadido a segmentos, nichos, tribus…que diversifican y generan ventajas competitivas del destino para que la percepción final sea una experiencia vivencial emocional y memorable de hospitalidad, vocación, conciencia y cultura del patrimonio cultural gastronómico y turístico que dé como resultado el retorno y fidelidad del visitante para transformarlo en embajador del destino en el cual la calidad sea mucho más valiosa que la cantidad y que entre otros beneficios dinamice las micro economías regionales y sea un coadyuvante para el crecimiento, la inclusión social post conflicto y el desarrollo perdurable con seguridad, respeto y paz en las comunidades receptoras.
FUENTES CONSULTADAS:
Blasco López, Francis; García de Madariaga Miranda, Jesús y Recuero Virto, Nuria. (2016) Marketing del turismo cultural. Madrid, ESIC Editorial.
Ejarque, Josep. (2016) Marketing y gestión de destinos turísticos: nuevos modelos y estrategias 2.0.
Madrid, Ediciones Pirámide.
Giffinger R., C.; Kramar, H.; Meijers, E. y Pichler-Milanovi-c´, N. (2007): Smart Cities: Ranking of European médium-sized cities. Centre of Regional Science. Vienna.
Montecinos Torres, Antonio. (2016) Turismo Gastronómico Sostenible: Planificación de Servicios, Restaurantes, Rutas, Productos y Destinos. México, Editorial Porrúa.
Organización Mundial de Turismo (2017) Red de gastronomía de la OMT: plan de acción 2016/2017. Madrid, Organización Mundial de Turismo.
Pulido Fernández, Juan I. (2013) Retos para una gestión inteligente del turismo. En Cárdenas García, Juan P. y Pulido Fernández, Juan I. (2013) Estructura económica de los mercados turísticos. España, Editorial Síntesis.
Rodríguez-Zulaica, Ainara. (2016) ¿Cómo diseñar una experiencia turística? Barcelona, Editorial UOC.
SEGITTUR, Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas, S.A.M.P. Disponible en: http://www.segittur.es/es/proyectos/proyecto-detalle/Destinos-Tursticos-Inteligentes-00006/#.Wa71VNMjGRs (Consultado el 1 de septiembre de 2017).
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