La Organización de las Naciones Unidas ha calificado la violencia contra las mujeres y las niñas como una pandemia mundial, un motivo de vergüenza para todas las sociedades y un obstáculo importante para el desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible.
En las circunstancias actuales, se evidencia un serio recrudecimiento de la violencia especialmente hacia las niñas y niños, por lo que resulta importante reflexionar sobre un transcendental problema que nos aflige, la explotación sexual de la niñez y adolescencia, que a no dudarlo es un tema que está afectando seriamente nuestro desarrollo social, por lo tanto urge ponerlo en agenda.
Cabe mencionar el caso de la trata de personas que implica redes mucho más grandes y que están ligadas a bandas delincuenciales que captan, trasladan, recepcionan y/o retienen a los menores para su venta, prostitución, tráfico de órganos, entre otros. En este tema seamos claros lejos de ser una opción de vida, la prostitución infantil es un callejón sin salida al que llegan producto de una infancia traumática caracterizada por la violencia en sus familias.
Considero que, en todos los casos, la violencia restringe el crecimiento económico y obstaculiza el desarrollo, por ejemplo, el turismo hoy en día es sin ninguna duda un motor de desarrollo para los países, una actividad enriquecedora y noble tanto para quienes lo practican como para quienes les ofrecen sus servicios; por lo tanto, una actividad que ennoblece a los pueblos a través del intercambio económico y cultural.
Sin embargo, estas particularidades se ven eclipsadas cuando se analizan los impactos negativos que una actividad como el turismo causa en las sociedades, sobre todo cuando se analizan sus efectos socioculturales de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes (ESNNA), que afecta fundamentalmente a las mujeres adolescentes.
La Organización Internacional para las Migraciones - OIT considera la explotación sexual como una violación severa de los derechos humanos, como una forma de explotación económica equivalente a la esclavitud y al trabajo forzoso, que implica un delito por parte de quienes utilizan a niños, niñas y adolescentes en el mal denominado comercio sexual.
En el Perú, ya es momento de tomar conciencia que la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes - ESNNA es el atropello contra los derechos humanos de las personas menores de edad, la cual supone la utilización de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años para relaciones sexuales remuneradas, pornografía y diversas actividades donde se pueda sacar ventaja o provecho de carácter sexual basándose en una relación de poder, cuyo intercambio económico se da directamente con el menor de edad o con un intermediario y que lamentablemente en muchos casos se vincula con el accionar de algunos actores turísticos.
La explotación sexual infantil y adolescente es un fenómeno complejo y multicausal, constituyendo uno de los “negocios” más deshonestos que existen y una problemática psicosocial de proporciones internacionales. Lamentablemente, no se cuenta con estadísticas únicas sobre el número de víctimas de ESNNA en el sector turismo, pero se estima que esta se ha incrementado con el crecimiento de la actividad en el país. En el mundo, diversos organismos internacionales calculan que más de dos millones de niños, niñas y adolescentes son explotados sexualmente.
Si bien se puede señalar a proxenetas y clientes como el eslabón primario de esta compleja cadena, distintas investigaciones realizadas concluyen que se trata de una actividad desarrollada al amparo de redes u organizaciones delictivas altamente especializadas y con soportes tecnológicos de avanzada, en las que participan diversos actores. Intermediarios, reclutadores (incluida la familia), taxistas y propietarios de hoteles, son sólo parte de la vasta gama de personas involucradas en las distintas transacciones ilícitas subyacentes, tales como el soborno, la falsificación de documentos, inmigraciones ilegales, para mencionar solamente algunas. El objetivo principal de estas líneas es generar una seria reflexión sobre la explotación sexual de menores de edad, que no es nuevo fenómeno local ni exclusivo de un país, no tiene un nivel social, como muchos pudieran creer, podría sucederle a cualquier niña o adolescente y por ende las familias ricas o pobres podrían estar involucradas.
Desde mi perspectiva, la ESNNA se incrementa también por la alta tolerancia social a éste problema, sabemos que existe a la vuelta de la esquina, pero no denunciamos. Otra razón es por la variedad de mitos como es “más seguro” el sexo con niños utilizados en prostitución, porque están libres de enfermedades de transmisión sexual (ETS), o porque el cliente les hace un favor al pagarles a los niños, niñas y adolescentes pues así mantienen a sus familias, incluso se dice que el clima y la cultura inciden en el despertar sexual de las adolescentes, entre otras. Todas ellas mentiras para sustentar su delito.
Por eso es importante que todas las instituciones públicas y privadas vinculadas al turismo además de la sociedad civil defiendan los derechos del niño. Se requieren esfuerzos para sensibilizar a las autoridades políticas y a los profesionales que operan directamente en programas y servicios relacionados con la niñez y la adolescencia. Es necesario detectar las situaciones de riesgo y enseguida intervenir de una manera eficaz. Es momento que el Estado asuma la totalidad de los compromisos firmados, que la empresa entienda que es un tema que también puede afectar su competitividad y sostenibilidad turística y por último que la sociedad civil comprenda que no puede quedarse insensible ante un delito que compromete el futuro de sus niñas y niños, nadie está a salvo de salvo de este problema, dado que es un peligro que se encuentra a la vuelta de la esquina.
En conclusión, deberíamos reconocer que la ESNNA es una gran problemática que está vinculada a diferentes formas de violencia y delincuencia por lo tanto necesita de grandes campañas de sensibilización, con la finalidad de destacar este fenómeno social se presenta como un problema que requiere urgente atención e incorporación en las agendas de trabajo institucionales, ya que ello es parte de la visión integral del mismo; asimismo debe generarse cambios en los patrones culturales, crear conciencia, opinión pública y sobre todo compromiso de los diferentes grupos en la lucha de esta problemática. Aún hay mucho que hacer en este tema.
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