Hoy tengo la intención de escribir sobre turismo, por lo que habría que referirme a la meta de los siete millones de turistas extranjeros que deberían visitarnos hasta el 2021 o al incremento del turismo interno producto de las permanentes acciones de promoción para su vista, a lo largo de todo el territorio nacional.
O tal vez debería citar a los problemas de infraestructura turística que hemos tenido durante años y que se han agravado como consecuencia de los efectos del Niño Costero o quizás tendría que mencionar la baja calidad de los servicios turísticos pese a los esfuerzos que se realizan para satisfacer mejor las expectativas del turista.
Por otro lado, no podría dejar de comentar que el entorno es cada vez más competitivo, con miles de empresas turísticas pugnando por obtener la mayor cantidad de turistas del mercado y por lograr que retornen satisfechos de su visita al Perú, solo así lograremos clientes contentos que en la mayoría de las ocasiones regresarán o comentarán las maravillas de los atractivos turísticos peruanos.
Pero cualquiera de estos argumentos empezaría por considerar el pasado del turismo, es decir se inicia por un análisis retrospectivo, lo cual no muestra la realidad de lo que pueda suceder, porque el contexto actual sugiere varias formas como el turismo puede desenvolverse en el futuro. Lo cierto es que son muchas las personas que tratan de avanzar valiéndose para ello de un espejo retrovisor, dado que constantemente se enfocan en el pasado.
En mi opinión, el conocimiento del pasado, presente y futuro suministra una visión amplia y enriquecida de la vida, ya que vivir solo en el pasado si bien nos facilita elementos valiosos, obstaculiza nuestro raciocinio, dado que nos proporciona una visión incompleta y parcial de los acontecimientos.
El porvenir es importante porque es donde vamos a vivir el resto de nuestros días y por ello tener una mirada adecuada y anticipada del futuro nos permite estar preparados y actuar con bajo riesgo de fracaso y menor incertidumbre del entorno.
En este contexto, la prospectiva es un conjunto de pensamientos, intereses, sentimientos y sensaciones que proyecta un grupo de personas porque se construye con la participación de diversos actores sociales, pero todo ello a partir de conjunto de herramientas que orientan adecuadamente éste proceso.
Pero no es un ejercicio exclusivamente intelectual, si bien hay aportes teóricos bien fundamentados, que amplían la claridad de los pensamientos, este método está concebido para la acción, pues ahí es donde se concreta el futuro, por lo tanto no es ficticia, influye en las decisiones y los acontecimientos, por lo tanto no plantea sistemas, planes o proyectos irrealizables.
A diferencia de algunas opiniones, la prospectiva no busca adivinar el futuro sino que pretende construirlo. Lo construye a partir de la realidad, no de una visión única y siempre deseable para la organización, sino en función de la selección de aquellos futuros que hemos diseñado y calificado como posibles y deseables.
Todo ello se basa en la premisa de que no es factible conocer con exactitud el futuro, por lo que es posible concebir futuros alternativos y de entre ellos seleccionar el mejor, para luego construirlo estratégicamente. Es una herramienta donde se ven conjugadas de manera inteligente actitudes e instrumentos de alta creatividad y de relativo subjetivismo, con técnicas y posiciones provenientes de las ciencias naturales y las ciencias físicas.
En turismo, existe la necesidad de realizar un estudio prospectivo, que explore los escenarios del futuro, por lo tanto es necesaria para poner en marcha un proceso de reflexión y de análisis sobre el modelo turístico a aplicar, de manera que las respuestas conseguidas puedan ser utilizadas para la formulación de estrategias por los agentes que operan en el sector.
Los estudios de prospectiva turística aportarían una visión científica novedosa y flexible para lograr estrategias en el largo plazo, permitiendo reducir la incertidumbre ante el entorno cambiante que caracteriza al turismo. Además, permite incorporar capacidad de anticipación a las entidades y organizaciones pero no garantiza su realización, es decir no predice, sino que anticipa el posible o probable futuro.
Los retos de competitividad que presenta el escenario turístico obligan a apostar por el consenso entre todos los sectores sociales y económicos involucrados en ésta actividad. Se trata de lograr un acuerdo que ponga en marcha un conjunto de medidas orientadas a reestructurar y adaptar el sistema turístico. De ésta manera, se podrá adecuar el sector a las nuevas exigencias y condiciones del mercado, porque el comportamiento y las preferencias del ser humano han cambiado y posibilita como consolidar un sistema turístico competitivo sostenible y orientado al incremento de los beneficios sociales y económicos.
En turismo la prospectiva se puede constituir en una herramienta de planeación que permita trascender el análisis de las tendencias y el diagnóstico del presente para incorporar niveles deseables en la actividad turística, por lo que es una técnica que previene las tendencias negativas y nos libera del peso del pasado y del presente para imaginar otros escenarios posibles en el largo plazo.
En conclusión, el futuro del turismo es susceptible de ser creado y modificado por nosotros, por ende, no debemos esperar que el mañana ocurra, porque entonces actuaremos siempre tarde ante los problemas ya generados. Ya es hora de no solo diagnosticar el presente sino también de construir el futuro.
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