Para tener una real perspectiva en materia turística es necesario ubicarse dentro de las actuales tendencias de la economía mundial, a fin de mejorar los niveles de competitividad que deben alcanzar en nuestros productos turísticos. Los organismos internacionales señalan que los países en vías de desarrollo, para salir de su situación, deben diversificar y multiplicar sus exportaciones, lo cual incluyen sus servicios. Podemos afirmar que el Perú tiene innumerables recursos turísticos, siendo éstos los elementos fundamentales para el desarrollo del sector. Sus numerosos restos arqueológicos, vestigios de culturas pre-Inca e Inca, su herencia colonial, su mega diversidad, extenso litoral, importantes ríos y lagos, la existencia de culturas vivas y la gastronomía, evidencian que es necesario consolidar lo que tenemos y desarrollar nuestros productos turísticos competitivos.
A pesar de que cuantitativamente el turismo peruano ha venido creciendo en la última década, en términos de llegadas de visitantes, ingreso de divisas y generación de empleo, existen aún múltiples problemas que superar. Por lo que en cualquier diagnóstico del turismo, se debiera considerar el escaso crecimiento de la oferta turística, la baja competitividad turística y la escasa implementación de una política estable de mediano y largo plazo. Pero más allá de situaciones por resolver, en el Perú la planificación y gestión del espacio turístico constituyen un requerimiento esencial para el desarrollo de la actividad turística, puesto que sólo así es posible garantizar por una parte, la correcta integración del turismo en la economía, sociedad, cultura y medio ambiente locales, y por otra, la adecuada satisfacción de la demanda turística, elemento indispensable para la viabilidad económica de los proyectos turísticos en un mercado de competencia creciente como el de nuestro país.
Solo con un Plan Estratégico de Turismo tendríamos idea del conjunto de acciones que posibilitarían al país adaptarse a nuevos escenarios y así lograr las metas trazadas para el año 2025 de alrededor de 8 millones de turistas internacionales; con un ingreso de divisas por turismo receptivo de US$ 9 mil millones y generar más de 1,5 millones de empleos en el sector turismo. Esto permitirá contar con las medidas necesarias para la definición, formulación y desarrollo turístico requerido para el sector turístico sobre la base de políticas nacionales que considere los objetivos generales del Estado y la diversidad de realidades regionales y locales.
Entonces, se trata de un Plan que deberá ser actualizado cada cinco años, a partir de su aprobación o su última publicación, para que a su vez sea incorporado en los planes, programas, proyectos, productos e iniciativas nacionales, regionales y locales, en una alianza entre el Estado, la empresa y la sociedad en general, para así conseguir el tan ansiado turismo sostenible. De manera espontánea, no podremos ser reconocidos como un destino turístico sostenible, competitivo, de calidad y seguro, donde el turista obtenga experiencias únicas e inolvidables, incluso con sensaciones y emociones de alto impacto, que es lo que hoy desean experimentar los nuevos turistas que nos visitan. Solo lo lograremos si contamos con lineamientos específicos para desarrollar estrategias que nos conlleven a ampliar los mercados turísticos a los que por nuestra oferta podemos acceder. Para ello contamos con la investigación de mercados o con la inteligencia turística que genere información valiosa para la toma de decisiones y la gestión turística, que convierta los datos en conocimiento aprovechables por nuestro destino. Además es necesaria, la formulación del inventario de recursos turísticos, insumo básico para cualquier acción de planificación turística.
La complejidad del turista que nos visita, hace necesario incluir estrategias enfocadas a diferentes mercados debido a que el turista es cada vez más multimotivacional y no viaja exclusivamente para realizar una actividad concreta. Estos nuevos segmentos de mercado, pueden contribuir a la descentralización y reducción de la estacionalidad de la demanda turística en nuestro país. Es necesario definir adecuadamente el tipo de producto turístico elegido, ya sea de naturaleza, cultura, aventura, deportivo, etc. El producto debe de tener identidad y vinculación con la población local que facilite su posterior posicionamiento.
Si analizamos algunos resultados, el Estado antes de realizar sus intervenciones requiere de la formulación de una línea base y de un diagnóstico que le proporcione información confiable y oportuna de la realidad turística a transformar. Es importante diseñar previamente lo que se intentará desarrollar, considerando para ello el segmento de mercado que constituirá el objetivo del producto, el grado de competitividad en relación al desarrollo de otros productos turísticos y la identificación de la infraestructura y servicios que deben implementarse para el correcto funcionamiento del turismo.
Ahora que nuevos aires han llegado en materia de política turística, se requiere de un nuevo modelo de planificación, como el desarrollado por los estudios de prospectiva que permiten la identificación, anticipación y proyección de tendencias en los campos sociales, económicos y tecnológicos, utilizando métodos interactivos y participativos de debate. Las circunstancias nos obligan a analizar el futuro, porque somos parte de los cambios extremadamente rápidos e interrelacionados, que nos afectan de una u otra forma.
Por lo tanto, es importante decidir si nos enfocamos sobre el futuro o simplemente nos quedamos discutiendo el presente.
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