Miércoles, 13 Marzo 2019 10:28

Qué hacer ante los fenómenos naturales

Qué hacer ante los fenómenos naturales

Jose Soto

 

 

 

 


De acuerdo con el informe “El fenómeno El Niño en el Perú”, publicado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), el Niño es una de las manifestaciones más significativas del clima de nuestro planeta. El país ha pasado más de 30 veranos con episodios de El Niño en los últimos dos siglos. Si a esto se suman los otros tres siglos anteriores, el registro histórico se engrosa en más de 120 incidencias. La última, de mayor intensidad y destrucción se produjo en el 2017. Por ende somos conscientes que hay eventos cíclicos inevitables, lo que no se conoce con exactitud es cuándo será el siguiente fenómeno de grandes proporciones, pero sí se sabe que ocurrirá. Este es el caso de las emergencias que vienen presentándose en algunas zonas del país a consecuencia de las lluvias y huaicos, especialmente en las tres regiones del sur del más afectadas, como son Arequipa, Moquegua y Tacna.
Lamentablemente, hay un un hecho cíclico que si es muy predecible: la falta de prevención para responder a los sucesos que nos afectan con regularidad. La verdad es que cada año se destina una cantidad considerable de recursos a obras de prevención y cada año buena parte del monto es usado de forma ineficiente o simplemente no se ejecuta.



Pero analicemos, que es prevención: es la intervención que se hace de forma anticipada para disminuir un riesgo o evitar que este ocurra. Se busca así que un perjuicio eventual no se concrete. Pero ello implica invertir en un tratamiento paliativo.  La base de una campaña de prevención es conseguir de manera fácil que toda una población comprenda un mensaje y que cambie los hábitos necesarios para mejorar su calidad de vida y la de aquellos que lo rodean.  El problema es que en una sociedad como la nuestra la prevención poco se realiza y más bien se espera que sucedan los desastres para que todos se dediquen a la reconstrucción de los desastres, por tanto existe poca cultura de planificación.  Los efectos de estos desastres podrían haberse evitado o al menos disminuido con una buena gestión de riesgo. Por ello, el reto que enfrentamos hoy es ir modificando la forma de relacionarnos con la naturaleza y el ambiente.
Considero que ya es momento de hacer algo para prepararanos realmente porque la naturaleza se encuentra en un proceso constante de movimiento y transformación que se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo, a través de fenómenos naturales de cierta regularidad. El Estado debería implementar un sistema integrado de atención de riesgos, pues actualmente cada sector toma sus medidas y no se manejan los proyectos de forma integral y con un programa presupuestal las obras que se necesite ejecutar. Más aún cuando el Perú cuenta con el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres - CENEPRED, como organismo público ejecutor que conforma el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres – SINAGERD (Ley 29664 y su Reglamento 048-PCM-2011).

 

El desastre podría ser, un terremoto, una inundación, un huayco o un incendio, pero es evidente que más allá de las condiciones físico-naturales, la forma como se ocupa el espacio, es decir como se emplazan los asentamientos humanos genera riesgos de consideración y consecuencias no deseadas. Entonces requerimos una veradera planificación orientada al mejor uso del suelo para la mitigación de catástrofes naturales, de acuerdo con los diferentes usos posibles del suelo, lo cual genera la existencia de normas generales de ordenamiento territorial, que regulan directamente la gestión del territorio. En el Perú, si bien desde mediados del siglo pasado existen diversos instrumentos de planificación enfocados principalmente a las zonas urbanas, es durante las últimas décadas que se desarrollan instrumentos de planificación en el marco de un proceso de descentralización y reforma institucional ambiental, pero las areas rurales de nuestro territorio en su gran mayoría no cuentan con ningún instrumento planificador. La ocupación inadecuada, sin planificación, del país es lo que ha caracterizado el desarrollo nacional y es así que suceden estos desastes. Solo así evidenciamos que gran parte del territorio peruano ha sido ocupado por diferentes tipos de intervenciones sin planificación o con una planificación parcial desde un sector.



Pero aún asi el país puede utilizar un enfoque de planificación estratégica especialmente para las áreas en peligro, sin embargo este tipo de planificación, ha sido definida como un proceso administrativo que permite crear una visión estratégica, establecer los objetivos, los recursos y las necesidades. A partir de la planificación estratégica se han definido otros modelos conceptuales como la prospectiva estratégica, que surge como un modelo metodológico para prevenir y mitigar los riesgos de desastres. Es entonces que el proceso de planificación puede ser fortalecido por diversas formas de ver el futuro y por sistemas complejos, como los riesgos de los desastres.



La prospectiva es entendida como una disciplina científica que contribuye a reducir la incertidumbre en la temática de los riesgos. A partir del análisis prospectivo se tiene un proceso que facilita los cambios. No podemos esperar que sucedan los huaycos para reaccionar. Necesitamos de una metodología basada en la creación de escenarios para obtener diferentes formas de análisis de los fenómenos, identificando posibles futuros alternativos para la realidad presente. La prevención debió realizarse ayer y la prospectiva es el instrumento que tenemos hoy. Lo que falta es que identifiquemos las reales medidas de reducción del riesgo, que buscan que no surjan nuevas situaciones de riesgo y que incluso se concrete a través de la definición de futuras acciones de prevención. Es más, debería constiturse en el instrumento de gestión y planificación eficaz para el desarrollo turístico, mas aun si el peligro son los desatres naturales y los recursos turísticos que constituyen nuestro patrimonio.



En síntesis, el Perú cuenta con las entidades, lineamientos y procedimientos técnicos administrativos que orienten a los Gobiernos Regionales y Locales en la incorporación de la Gestión Prospectiva. Conocemos los beneficios que su implementación generarán, lo que falta es trabajar de la manera más eficiente y armónica. De esta manera, podremos facilitar la incorporación del enfoque prospectivo en la Gestión del Riesgo de desastres naturales.  El caso de los huaicos que periódicamente se presentan en nuestro país, ello nos debe mover a buscar soluciones definitivas, no paliativos a un problema que causa tantas pérdidas sociales, económicas y humanas.


Basta de lamentar los destrozos, es momento de trabajar todos juntos, no hay tiempo que perder.

 

 

 

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