En nuestros días es evidente la existencia de la explotación sexual en muchos países del planeta y los problemas que genera en nuestras sociedades, sin embargo es poco lo avanzado respecto análisis del verdadero impacto que este problema ha generado en nuestras economías, el presente artículo pretende avanzar en este aspecto.
La Organización Mundial del Turismo - OMT, sugiere que en la medida que el turismo adquiere importancia en el escenario económico mundial, las estrategias de fomento y desarrollo de destinos turísticos aspiran a ser cada vez más sofisticadas del punto de vista organizacional y comercial. Tomando como ejemplo lo ocurrido en la década de 1950, período de conocida expansión del turismo en el mundo, se puede afirmar que la oferta de destinos turísticos estaba vinculada principalmente al sol, playa y ocio, como por ejemplo la oferta de la Costa Azul en el Sur de Francia, Bali en Indonesia y Copacabana en Rio de Janeiro.
Hoy, las tendencias de la demanda turística, aunada a la capacidad de comunicación en larga escala y a nivel global, está llevando al desarrollo de destinos turísticos con ofertas muy especializadas y de mayor valor agregado. En este contexto, variables culturales se integrarían a la oferta, con el objetivo de agregar valor a la imagen y diferenciar al destino turístico en la mente del consumidor, en este caso en particular, el turista potencial. Este escenario, estaría llevando a la industria del turismo a consolidarse como uno de los más importantes y más competitivos sectores de la economía mundial.
A partir de estas ideas y partiendo del principio de que existe una amplia variedad de formas de turismo y que cada una de éstas, podrá tener mayor o menor relación con los objetivos públicos del desarrollo sostenible, se hace cada vez más necesario ampliar las investigaciones referentes a el fenómeno del turismo sexual, con el objetivo de reconocer su influencia real en el desarrollo social y económico sostenible de los destinos turísticos.
Sólo se conoce que la demanda de turismo sexual, está insertada en un contexto mayor al tradicional, es decir a la búsqueda de ocio, descanso y entretenimiento. Estudios realizados con turistas australianos a camino de Tailandia, revelan que el 23% de los hombres entrevistados, viajaban con la intención de tener relaciones sexuales durante su visita a Tailandia, y el 47%, afirmaron que dependería de la situación, esto es, para esta mayoría, el sexo con adultos o niños sería una posibilidad, pero no un fin en sí mismo.
Estos datos, demuestran resultados semejantes a los estudios realizados a turistas alemanes, que visitaron Tailandia, Filipinas, Kenya, Brasil y Republica Dominicana. Estos estudios permiten algunas suposiciones, como el hecho que el destino turístico oferte turismo sexual, o no, solo es importante en el proceso decisorio de un número reducido de turistas, para el resto, aunque la posibilidad de practicar el sexo puede ser deseable, la oferta de turismo sexual, no sería el factor más importante.
Pero cabe realizar una precisión, si bien existe el turismo sexual que se refiere a la intervención de adultos, lamentablemente la experiencia indica que también incluye a los niños y niñas. Entonces, se entiende que el turismo sexual con niños es la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes por parte de quienes viajan de un lugar a otro y allí realizan actos sexuales con menores.
A menudo viajan de un país más rico a uno menos desarrollado, pero los turistas sexuales también pueden ser personas que viajan dentro de su propio país o región. Algunos turistas sexuales (abusadores preferenciales y pedófilos) buscan aprovecharse de las niñas, niños y adolescentes específicamente. Sin embargo, la mayoría de los turistas sexuales son abusadores ocasionales que no suelen tener una preferencia sexual por menores de edad sino que se aprovechan de una situación en la que estos están a su disponibilidad.
Lo que poco se menciona es que la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes - ESNNA, es considerada una violación contra los derechos humanos de las personas menores de edad, la cual supone la utilización de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años para relaciones sexuales remuneradas, pornografía y diversas actividades donde se pueda sacar ventaja o provecho de carácter sexual basándose en una relación de poder cuyo intercambio económico ó material se da directamente con el menor de edad o con un intermediario.
La explotación sexual de niños es una gravísima situación que no solo contribuyen a aumentar la violación a los derechos de los niños y niñas, dejando en ellos daños físicos, mentales, sociales y emocionales; si no, también implican un grave deterioro en el desarrollo de la actividad turística, afectando seriamente al destino turístico.
Cabe señalar, que si bien la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en un primer momento no evidencia un impacto económico directo, las consecuencias pueden ser cuantificables cuando se inicia el período de deterioro del destino. A esto se suman los demás impactos sociales como, la inseguridad, la drogadicción, la prostitución y la corrupción entre otros.
La globalización es uno de los factores que ha favorecido el incremento de la explotación sexual en niñas, niños y adolescentes. El asunto de la pedofilia y el de las redes de prostitución en las ciudades turísticas señalan las conexiones turísticas con conductas y perversiones asociadas a prácticas de poder e impunidad. Si bien esas condiciones no son un rasgo particular y singular de los destinos turísticos, debe señalarse la facilidad con la que se verifican y aceptan estas actividades.
Considerando que el desarrollo turístico es una dinámica que gira alrededor de aspectos como la demanda, el poder público, las inversiones privadas y la sociedad civil en general, puede suponerse que dependiendo del segmento de la demanda, la explotación sexual, puede ser percibida tanto como un fin en sí misma, o como una oferta complementaria de la oferta general de ocio de un destino turístico.
En conclusión, el fenómeno del turismo sexual es un nuevo objeto de investigación en la medida que hay pocos estudios de base técnico científicos sobre las relaciones entre el turismo sexual y el desarrollo sostenible de los destinos turístico. Delante de estos hechos, es posible concluir que existe un vacío en esta área del conocimiento, que podría ser superada con investigaciones científicas que a su vez podrían servir de apoyo técnico para que los gestores de destinos turísticos puedan perfeccionar sus prácticas y para alcanzar resultados más eficaces del punto de vista social, económico y político.
Otros Artículos del Columnista