Nos ha tocado vivir en una época en la que los cambios se suceden a un ritmo nunca antes visto, incluso la coyuntura política experimenta nuevas situaciones, entonces ¿quién nos garantiza el logro del bienestar anhelado por todos?
En mi opinión, el conocimiento del pasado, presente y futuro proporciona una visión amplia y enriquecida de la vida, porque vivir solo en el pasado, si bien nos facilita elementos valiosos, estanca nuestro raciocinio, porque tenemos una visión incompleta y parcial de los acontecimientos.
Si después de tantos diagnósticos que se realizan sobre la realidad peruana, incluida la actividad turística, coincidimos que la salida resulta planificar el futuro, deberíamos tener en cuenta que ya no es posible realizar un planeamiento clásico, ni en lo político ni en lo empresarial, basados en una “visión” única y siempre deseable para el país y para la sociedad en general, sino que es preciso contar con estrategias y planes basados en diferentes escenarios posibles y probables. Me refiero a alcanzar un planeamiento prospectivo.
En este contexto, la prospectiva es un conjunto de pensamientos, intereses, sentimientos y sensaciones que proyecta un grupo de personas porque se construye con la participación de diversos actores sociales, pero todo ello a partir de una metodología, una imagen estructurada para la construcción de un futuro compartido y constituida por una caja instrumental de herramientas que orientan adecuadamente los procesos.
Los estudios de prospectiva deben entenderse como una forma moderna de planificación que sustituye a la existente desde los años sesenta. En ese tiempo, la planificación era una responsabilidad gubernamental; hoy de manera integral debe volver a serlo, no queda otra alternativa.
Lo que además deberíamos tener claro es que la prospectiva es acertada para incorporar cierta capacidad de anticipación a los problemas, pero no garantiza su total solución: no predice, sino que anticipa el posible o probable porvenir.
Se trata de un pensamiento innovador porque incorpora lo que está ausente en el análisis de la coyuntura y porque se libera del gran peso del pasado y del presente para imaginar otros escenarios posibles en el largo plazo.
A diferencia de tantos modelos propuestos, esta herramienta ofrece la posibilidad de introducir cambios en el futuro; por tanto es una brújula del porvenir; no ofrece un conjunto de supuestas verdades sino una hoja de ruta que nos direcciona hacia una salida para el futuro mejor.
Los escenarios, en prospectiva, representan visiones hipotéticas del futuro, construidas a partir del desarrollo de un conjunto de premisas disponibles en el presente. Estas diferentes imágenes del futuro nos ayudan a comprender cómo las decisiones y las acciones que hoy tomamos pueden influir en nuestro futuro.
La planeación prospectiva estratégica se dirige a la acción concreta, libre de metas que no se podrán cumplir y todo ello se hace mediante el uso de metodologías que son empleadas ampliamente en distintas disciplinas científicas. Dependemos entonces de un mejor entendimiento de la realidad, por lo que la prospectiva es la herramienta que otorga esa visión global, que busca busca identificar los escenarios futuros más probables y deseables hacia los cuales debe enrumbarse una organización, una región o un país.
No podemos, esperar sentados a que se produzcan un cambio positivo que nos ayude a crecer y desarrollar. Debemos tener una actitud proactiva hacia el cambio y generar los escenarios futuros más deseables. La prospectiva nos ayudará en este esfuerzo y estamos seguros que lograremos alcanzar el éxito. Pero cuidado, la prospectiva no es la foto, al contrario es totalmente dinámica, es más bien la película.
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