Lunes, 07 Enero 2019 07:19

Perú: un país con futuro

Perú: un país con futuro

Jose Soto

 

 

 

 


En el Perú, seguimos sentados sobre un gran banco de oro. Esta famosa frase acuñada por el sabio Antonio Raimondi, sigue siendo cierta y demostrada por nuestra situación económica. En especial en dos grandes sectores económicos: el comercio y el turismo. Las exportaciones peruanas alcanzaron los US$ 40,233 millones y posiblemente registrarán los US$ 50,818 millones este año, 12.2% más con relación al 2017. A pesar de la difícil coyuntura internacional, las exportaciones peruanas de productos del sector no tradicional, que excluyen las ventas al exterior de commodities tales como minerales, petróleo, café, harina de pescado y otros, entre enero y octubre superan los US$10,818 millones, cifra que es superior en cerca del 15.2% frente al año anterior. Las exportaciones no tradicionales alcanzarán cifras récord en el 2018 y superarán a fines de año los US$13,000 millones. Las exportaciones de productos pesqueros no tradicionales se incrementaron en 31,1% solo entre enero y octubre del 2018. Los productos textiles se elevaron en 12% y los químicos lo hicieron en 14,8%, entre otros. Todas estas cifras expresan que los últimos 12 meses las exportaciones no tradicionales peruanas registraron el mayor crecimiento entre los principales países de la América Latina. Sin duda, el comercio exterior es y será uno de los principales puntales de nuestra economía.

 

Por otro lado, se puede afirmar que el Perú está lleno de incalculables recursos turísticos, siendo éstos pilares fundamentales para el desarrollo del sector. Sus numerosos restos arqueológicos, vestigios de culturas Pre-Inca e Inca, su herencia colonial, su gran biodiversidad, su rico y amplio litoral, excepcionales ríos y lagos, la existencia de culturas vivas y la gastronomía, evidencian que la inmensa riqueza que poseemos, solo queda desarrollarlos en productos turísticos competitivos y sostenibles. Si bien el turismo peruano ha venido creciendo en la última década, en términos de arribos de visitantes, ingreso de divisas y creación de empleo, aún existen múltiples problemas que superar, como el escaso crecimiento de la oferta, la baja competitividad y la escasa implementación de una política de mediano y largo plazo.

 

Por mi formación profesional, permítanme escribir del caso del turismo. Entonces habría que referirse a la aún lejana meta de los siete millones de turistas extranjeros que deberían visitarnos hasta el 2021 o al incremento del turismo interno producto de las permanentes acciones de promoción para su vista, a lo largo de todo el territorio nacional.  Pero también tendría que citar los problemas de infraestructura turística que se han agravado a consecuencia de los efectos del Niño Costero. Quizás tendría que mencionar la baja calidad de los servicios turísticos, pese a los esfuerzos que se realizan para satisfacer las expectativas del turista. Lo cierto es que el contexto se torna cada vez más competitivo, con muchas empresas turísticas esforzándose por obtener la mayor cantidad de turistas del mercado y por lograr que regresen satisfechos de su visita, comentando las maravillas de los atractivos turísticos peruanos.

 

Para la mejor comprensión de cualquiera de estos argumentos empezaría por detallar el pasado del turismo, es decir por un análisis retrospectivo de cada variable. Ello no muestra la total realidad de lo que pueda suceder. Son muchas las personas que tratan de avanzar valiéndose para ello de un espejo retrovisor, dado que constantemente se enfocan en el pasado. En mi opinión, el conocimiento del pasado, presente y futuro suministran una visión amplia y enriquecida de la vida, ya que vivir solo en el pasado nos facilita elementos valiosos, pero una visión incompleta y parcial de los acontecimientos.

 

El futuro resulta lo más importante, porque es donde vamos a vivir el resto de nuestros días. Por ello, tener una visión adecuada del futuro nos permite estar preparados y actuar con bajo riesgo de fracaso y menor incertidumbre del entorno. Considero que no debemos sumergimos en nuestros problemas y tampoco en discusiones justificadas o desproporcionadas. No podemos darnos el lujo de detenernos en situaciones del pasado, tenemos que mirar al mundo de modo diferente y encontrar respuestas. Porque es el presente donde estamos construyendo el futuro.

 

En este contexto, la prospectiva es un conjunto de pensamientos, intereses, sentimientos y sensaciones que proyecta un grupo de personas. Se construye con la participación de diversos actores sociales, pero todo ello a partir de un conjunto de herramientas que orienten adecuadamente éste proceso. Pero no es un ejercicio exclusivamente intelectual. Este método está concebido para la acción, pues ahí es donde se concreta el futuro. Por lo tanto no es ficticia, influye en las decisiones y los acontecimientos. No plantea sistemas, planes o proyectos irrealizables. A diferencia de algunas opiniones y en especial para el turismo peruano, la prospectiva no pretende adivinar el futuro sino que busca construirlo. Lo construye a partir de la realidad, no de una visión única y siempre deseable para la organización, sino en función de la selección de aquellos futuros que hemos diseñado y calificado como posibles y deseables. En turismo, hay la necesidad de realizar un estudio prospectivo, que explore los escenarios del futuro. Por lo tanto es ineludible poner en marcha un proceso de reflexión y de análisis sobre el modelo turístico a aplicar, de manera que las respuestas conseguidas puedan ser utilizadas para la formulación de estrategias por los agentes que operan en el sector.

 

Los estudios de prospectiva turística aportarían una visión científica novedosa y flexible para lograr estrategias en el largo plazo, permitiendo reducir la incertidumbre ante el entorno cambiante que caracteriza al turismo. Además, permite incorporar capacidad de anticipación a las entidades y organizaciones. No garantiza su realización, es decir no predice, sino que anticipa el posible o probable futuro. Se trata de lograr un acuerdo que ponga en marcha un conjunto de medidas orientadas a reestructurar y adecuar el sistema turístico. De ésta manera, se podrá alinear el sector con las nuevas exigencias y condiciones del mercado. El comportamiento y las preferencias del ser humano han cambiado. Posibilita como consolidar un sistema turístico competitivo sostenible y orientado al incremento de los beneficios sociales y económicos.

 

En conclusión, el futuro del turismo es susceptible de ser creado y modificado por nosotros.
Por ende, no debemos esperar que el mañana ocurra, porque entonces actuaremos demasiado tarde ante los problemas.
Es hora de no solo diagnosticar el presente sino también de construir el futuro.

 

Así que si no queremos seguir siendo "un mendigo sentado en un banco de oro", es necesario un cambio de mentalidad que nos permita una alternativa de solución sólida y bien estudiada, para evitar esfuerzos inútiles y lamentables.


 

 

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