Imagen de cabecera: Musico callejero - llmc
Pocas experiencias más disfrutables que tomar un baño turco (Hamman) en ese templo de mármol del siglo XVI que es Camberitas de Estambul. Sin embargo, debe ser muy poca la gente que se tome un avión para ir a darse ese gusto. A Estambul se viaja para conocer, entre otras cosas, Aya Sofía, la Mezquita Azul, el Gran Bazar, el Palacio Topkapi e incluso vivir esa extraña experiencia de sentarse a comer en Europa contemplando, desde la otra orilla del Bósforo, el continente asiático. Algo similar pasa con la Ópera de Pekín en el Teatro Liyuan, un colorido e importante espectáculo, muy buena muestra de cultura china adaptada al público occidental, que por cierto asiste al mencionado espectáculo, aunque muy pocos de ellos viajarían a China solo para verlo.
Hacemos estas precisiones porque frecuentemente nos encontramos con opiniones que parecen ignorar las verdaderas motivaciones del Turista. Pasa lo mismo con la supervaloración de algunos elementos que nos parecen de interés o valor pero que preferimos considerar como “marco” o “complemento” pero no atracción. Puede ser el color de nuestro cielo, un Paseo Marítimo (malecón, rambla) una puesta de sol, una bodega o un salto de agua, elementos que se aprecian en todo el mundo, pero solo un puñado de ellos justifican un viaje o un desvío.
DISTINTOS GRADOS DE MAGNETISMO
En este punto nos referimos, nuevamente, a como las Guías Verdes Michelin califican las atracciones para visitar:
*** (Tres estrellas) Vale el Viaje
** (Dos estrellas) Vale el Desvío
* (Una estrella) Interesante
Así en su Guía de Roma, Michelin califica:
Il Campidoglio “Vale el Viaje”
Villa Borghese “Vale el Desvío”
Piazza Spagna “Interesante”
o sea, tres atracciones importantes, pero con distinto grado de magnetismo.
Aclaramos que un entretenimiento, un marco o complemento también son importantes. De hecho, una oferta amplia y bien comunicada también contribuye al destino, así tenemos los teatros de Broadway, las tanguerías de Buenos Aires, las tascas en Madrid o las bodegas de Burdeos que en su conjunto pueden hacer la diferencia entre dos destinos similares. Esas atracciones a las que nos referimos deben ser las contribuyen al desarrollo de una Industria Turística local que genere empleo e ingresos a la comunidad. Para esto hay que saber lo quiere el turista.
LO QUE QUIERE EL TURISTA DE HOY
Un articulo de la revista El Viajero (El País, Madrid) titulado “Once destinos de récord Guinness que invitan a viajar” - incluyendo Groenlandia, Casa Botín de Madrid y una Noria gigante de Las Vegas - parece dar una pista. indica la atracción por la vastedad, por lo más antiguo, por lo más alto. Es que el turista de hoy busca experiencias fuertes que lo impacten, lo colmen y justifiquen el viaje o el desvío. Contar los viajes y transmitir las experiencias viajeras siempre ha sido un placer añadido, hoy compartirlas las experiencias de un viaje en tiempo real con la comunidad global se está transformando en una de las tendencias más notables del turismo. Es el turismo de las nuevas generaciones, que ocupan un segmento cada vez mayor del mercado, con una tendencia tan marcada que algunos la denominan Generación Selfie. Esos turistas quieren viajar mucho y por eso cuidan sus gastos de dinero y tiempo en proporciones iguales.
Esto explica el protagonismo las aerolíneas “low cost” que contemplan ambos aspectos. Por esto en las regiones donde operan estas líneas aéreas la movilidad crece exponencialmente.
CONCLUSIONES
Comprender esto es fundamental para los planificadores, desarrollistas y comunicadores de Turismo
Todo destino turístico debería hacer un inventario crítico de sus atractivos evaluando su magnetismo para de acuerdo a esto planificar sus acciones de marketing.
Lo contrario es desperdiciar tiempo y dinero. Es como si la Polinesia Francesa viniera al Cono Sur a maravillarnos con las virtudes de su fútbol, por bueno que este pueda ser.
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