Como venimos viendo luego de evaluar el “factor WOW”, que deslumbra y sorprende al viajero, para que un proyecto se convierta en una verdadera atracción turística es necesario construir en relato, ese relato que hace que una simple casa de Ámsterdam reciba aproximadamente un millón y medio de visitante, ya que en ella estuvo escondida Ana Frank, una adolescente víctima del holocausto. En esa casa escribió su famoso diario. Hoy la casa es además, Museo, Centro de Estudios e investigación, tiene una tienda, una cafetería y ofrece diversos tipos de servicios y facilidades a sus visitantes. Muy pocas de estas cosas estaban cuando la visitamos por primera vez a principios de los años 70.
No es un caso único ya que las Atracciones Turísticas cada vez incorporan más servicios y elementos de interés.
Estos son algunos de los más requeridos, diríamos casi obligatorios:
Reservas on line.
Estacionamiento.
Limpieza y mantenimiento.
Servicios higiénicos.
Ropería.
WIFI
Áreas de descanso.
Accesibilidad.
Cafetería.
Tienda
Sistemas de información al visitante.
Todo esto no es suficiente en una época en que la oferta de atracciones y destinos turísticos crece cada día. Es necesario añadir interés para mantener vigencia.
Por eso el Gran Cañón del Colorado tiene su mirador Skywalk, la Torre Eiffel un restaurant de Alain Ducasse y las Pirámides de Egipto un Espectáculo de Luz y Sonido.
Un gran ejemplo lo tenemos en el Museo del Louvre. Una atracción que podemos decir reinó en Paris durante dos siglos, pero a la que a partir de la segunda mitad del Siglo XX le surgieron otros grandes competidores:
Centro Pompidou (1977)
Museo de Orsay y Museo Picasso (1986)
L’Orangerie, (renovación) y Museo Quai de Branly (.2006).
Fundación Louis Vuitton. (2014)
Simultáneamente otras instituciones culturales y atracciones de todo tipo, como Euro Disney, se agregan permanentemente a la oferta parisina. Frente a ese panorama el Louvre no se quedó conforme en su histórico Palacio Real y su gran colección de 140 000 de obras, muchas de valor incalculable. Se somete a una gran renovación en 1983 incorporando entre otras cosas sus famosas pirámides invertidas y un centro comercial con 35 boutiques, restaurantes, cafés, heladerías y con una nutrida actividad social y cultural que incluye desfiles de moda, conciertos y exposiciones temporales de trascendencia mundial. Tampoco falta una programación para niños.
Otro caso destacable de una atracción a la que se le ha añadido valor es el Monumento Mitad del Mundo (Ecuador) próximo a Quito, que señala el lugar donde pasa la línea ecuatorial. Muy visitado para los que querían sacarse una foto con un pie en cada hemisferio, ha ido incorporando valor con un pueblo de construcciones estilo colonial español con museos, tiendas de recuerdos, artesanía y gastronomía. Hoy es la atracción turística más visitada del Ecuador continental.
De los 13 países que recorre la línea ecuatorial ningún otro ha sabido sacar tanto provecho a una línea imaginaria.
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