Lunes, 12 Marzo 2018 20:44

Una Década Prodigiosa

Una Década Prodigiosa

Francisco Muñoz de Escalona

 

 

 

 

 

 

Basado en el texto enviado a la Universidad Autónoma de Nicaragua en 2006 para ser leído en el acto de conmemoración de los diez primeros años de la Escuela de Turismo de la Universidad Autónoma de Nicaragua, sede de León

 

Sr. Rector Magnífico de la UNAN – León, autoridades académicas y ciudadanas, queridos colegas de la Escuela de Turismo, entrañables alumnos, recordados egresados:

 

Es para mí un honor tener la dicha de poder dirigirme a ustedes en este acto en el que celebramos los primeros diez años de esta querida Escuela de Turismo, una institución académica lejana en el espacio para quien vive en España, pero tan cercana en mis recuerdos y en mi consideración como la de aquel investigador científico que un buen día, decidió, contra todo pronóstico, emprender la aventura de incursionar en el campo del turismo con la aviesa intención de desentrañar y formular las leyes que lo rigen.

 

Una aventura científica que ha llenado de entusiasmo la última etapa de mi vida profesional como investigador de la economía. Quiero decir que, si esta Escuela es aún muy joven como tal institución académica, quien les habla no tiene muchos años más que ella como investigador y docente, ya que si la Escuela fue fundada en 1996 mis investigaciones en materia de economía del turismo tienen tan solo diez años más, siendo mi primer trabajo publicado uno de 1988, publicado en Información Comercial Española bajo el título “Economía de la producción turística: hacia un enfoque alternativo”. Dicho de otra forma: cuando empecé a interesarme por el turismo era ya un investigador más que maduro, sí, pero me comporté como lo que Thomas S. Kuhn llamó un investigador tocado por las dos características que definen a la juventud, la curiosidad y el descreimiento crítico con el legado recibido.

 

Cuando ese profesor de esta Escuela que, con tanto entusiasmo recibió el encargo del Dr. Medina de poner los cimientos de esta Escuela, mi admirado y querido colega el Prof. Alistair Thirketlle, me conoció en Sevilla y entró en contacto con las primeras formulaciones, aun inseguras por incipientes, de mi teoría de la producción turística, no solo se adhirió a ellas, sino que inmediatamente me propuso colaborar en la fundación de la futura, hoy actual, Escuela de Turismo de la UNAM-León. Fue así como se viabilizó mi participación en esta gran apuesta del Sr. Rector Magnífico, el Dr. Medina.

 

Desde 1996 han sido varias las ocasiones en las que tuve la oportunidad de explicar en dicha Escuela mis aportaciones al estudio del turismo elaboradas tanto desde la más estricta ortodoxia del análisis económico como desde la más iconoclasta heterodoxia en el contexto de la literatura convencional de la disciplina turística.

 

Tuve, bien es cierto, la hermosa complicidad de profesores como el ya citado Thisketlle, de la profesora María Amparo Mendoza y del profesor, hoy [entonces] director de la Escuela, Carlos Santovenia, este último el único geógrafo que conozco que ha aceptado plenamente unos planteamientos como los míos, los que constituyen mis sin duda originales aportaciones a la conceptualización del turismo, hechas desde el paradigma de las ciencias económicas, lo que ha hecho de él un perfecto economista de turismo sin abandonar su especialidad en geografía. No en vano es la geografía la disciplina en el seno de la que empezó a desarrollarse el análisis económico de la realidad, en los tiempos de Estrabón, hasta su eclosión como ciencia autónoma e independiente. Desviaciones posteriores la llevaron a alejarse imprudentemente de aquellos gloriosos orígenes

 

El mensaje que quiero transmitir a mis oyentes es un mensaje de modestia y de verdad. Si los profesores de esta Escuela y sus alumnos puede que se enriquecieran con mis aportaciones, no es menos cierto que yo también me enriquecí con ellos; y no es lisonja, sino la pura verdad.

 

Les puedo confesar que ha sido muy poco lo que he podido sacar en limpio de quienes forman parte de esa comunidad compuesta de turisperitos, esos estudiosos del turismo que se empecinan en ver la realidad del turismo tan solo como un fenómeno social, sin alcanzar a verla como lo que sin duda es, como un noúmeno económico y, más precisamente, de clara naturaleza productiva. Y, sin embargo, ha sido mucho lo que conseguí avanzar gracias a la paciencia de mis alumnos en tantos países, sobre todo los de aquí, los de Nicaragua, sin olvidar a los de Cuba, Venezuela, Chile, Perú y Argentina, porque aquellas lecciones aún no habían alcanzado el nivel de acabado y la prístina formulación que tuvieron años después, cuando gracias a ellas, conseguí decir lo que tenía que decir y como lo quería decir. Mis investigaciones ganaron lo que ustedes no se pueden imaginar gracias a la atención con la que fui escuchado por mis alumnos y por los esfuerzos que esa atención me llevó a hacer, a fin de expresarme como se debe expresar quien domina una materia y cuyo contraste sobre si lo ha conseguido es la comprensión de quien le escucha.

 

Lo repito una vez más con modestia, humildad y reconocimiento. Mis desarrollos teóricos llegaron a alcanzar niveles crecientes de claridad gracias a mis alumnos, y entre ellos se encuentran primero algunos de los primeros profesores de esta Escuela de León y, a través de ellos, de sus alumnos, tanto de los que hoy son ya egresados y profesionales como de los que hoy aún siguen ocupando sus aulas, en espera de formarse para el ejercicio de su profesión en una empresa, propia o ajena, o en el sector público de la Nación.

 

Quiero terminar deseándoles a todos, profesores y alumnos, los mayores éxitos en el porvenir. Deseando a los futuros egresados que se comporten de acuerdo con las enseñanzas recibidas en esta Escuela, una de las pocas del mundo en la que se potencia la visión del turismo como un producto específico, bien identificado en sí mismo, y diferente a cualquier otro, un producto que, como los demás, requiere ser producido antes de ser consumido, un producto que debe alcanzar el nivel más acabado posible, habida cuenta de que solo así aportará a la empresa productora y al país en el que se localiza, los niveles óptimos de riqueza y prosperidad dentro del máximo respeto al desarrollo soportable.

 

Muchas gracias. Enhorabuena por los diez años pasados y mis mejores deseos para los tiempos venideros.

Oviedo, 2006

 

 
 

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