Domingo, 06 Mayo 2018 07:42

"Aparición" del turismo

"Aparición" del turismo

Francisco Muñoz de Escalona

 

 

 

 

 

“Aparición” del turismo en una zona: factores determinantes

Me propongo glosar este tema siguiendo los delineamientos utilizados en un libro de texto de esos que algunas editoriales publican exitosamente escritos por turisperitos que ejercen de profesores en la facultades, escuelas y academias para uso de sus alumnos. Voy a referirse a uno de ellos publicado el año 2000 por la editorial Pirámide (Grupo Anaya) de Madrid. No daré el título, pero sí especificaré que se dedica a la gestión y dirección de empresas turísticas.

 


Sostiene el turisperito de turno que “al analizar en fenómeno turístico, descubrimos [sic] que existen determinadas zonas que reúnen una serie de condiciones que las hacen más aptas que otras para el desarrollo de esta actividad”.

¿Pero a qué actividad se refiere el autor o autora?, cabe preguntarse. ¿A la de los turistas o a la de las empresas turísticas?


La respuesta no se deja esperar ya que, a renglón seguido, el lector se entera de que “para que surja este fenómeno debe existir una motivación por parte de una serie de individuos que se desplazarán a disfrutar de unas vacaciones a estos lugares”. No deja de ser sorprendente que, sin previo aviso, cuando se podía esperar por parte del incauto lector, que podría ser un inocente alumno, se le trueque la zona en cuestión por los individuos que se desplazarían a ella para pasar sus vacaciones. Los factores zonales son referidos en segundo lugar al exponer que “en este sentido, conviene [sic] distinguir entre las motivaciones de nuestros clientes (yo subrayo) y las condiciones reunidas por determinadas zonas que favorecen la aparición [sic] y desarrollo de esta actividad económica…”. Es así como se entera el incauto lector de que el autor o autora cree que el turismo es una actividad económica. Lo que no se imagina, todavía, es si se trata de una actividad económica de producción o de consumición, aunque, como había sido puesto en la onda de las motivaciones de los individuos que se desplazaría a la zona en cuestión para pasar sus vacaciones, lo más probable es que opte por pensar que sea de consumición. Pero, no. Si lo pensó así estaba muy equivocado ya que el autor o autora escribe después de los puntos suspensivos: “…para a partir de ahí analizar [sic] en qué medida unos lugares concretos son más aptos que otros para satisfacer [sic] los deseos de los distintos segmentos de turistas existentes” ya que, continúa el autor o autora, “el turista, como cliente que es [aun no sabe el lector de quien es cliente el turista] reclama un producto o servicio en particular”, con lo que se le traslada de la actividad de consumición a la de producción, aunque sin saber todavía quien sea el ente que la realiza.

 


Tarda el lector en enterarse de que, además de las motivaciones aludidas, “debemos considerar la existencia de determinados núcleos [¿núcleos?, pero ¿no estebábamos hablando de zonas o lugares?] que son especialmente atractivos para hacer despertar [sic] y desarrollar una corriente turística”, con lo que se lleva de nuevo al ya muy zarandeado lector a la actividad consuntiva desde la productiva. ¿Y por qué son esos núcleos, zonas o lugares especialmente atractivos?, se preguntará el lector/alumno. Es ahora cuando, con ayuda del gran gurú de los estudios de turismo en castellano, Fernández Fuster, en su canónica obra de 1989 Introducción a la teoría y práctica del turismo, se entere de que existen una serie de condiciones que los hacen atractivos, como las condiciones climáticas, económicas, sociales, demográficas, sanitarias, culturales, laborales, idiomáticas, gastronómicas, físicas…. O, dicho de otra forma: “Un clima atrayente, gente hospitalaria, recursos naturales atractivos, seguridad ciudadana, etc.”, pero, también, mano de obra barata y bajo nivel de precios.

 

No sería de extrañar que el inocente alumno se quede con la duda existencial y cognitiva de que tales factores propician lo mismo el desarrollo del “sector” turístico que el desarrollo de cualquier otro sector de los negocios empresariales.

Es decir, que, con tales explicaciones, el pobre alumno se ha podido quedar lo que se dice en román paladino en la inopia.

 

 

 

Otros Artículos del Columnista

 

 

Visto 3185 veces