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Todo el sector se pregunta, ¿cómo ha podido ser? La empresa Thomas Cook, tradicional y con una importantísima presencia en todos los mercados turísticos del mundo, ha sucumbido por importantes deficiencias de liquidez. Fueron casi con toda seguridad, los inventores del turismo, de la agencia de viajes, facilitadora de experiencias interesantes y atractivas. Crearon, en mi opinión, la necesidad de viajar, de nuevas experiencias. Pero, no percibieron con suficiente anticipación los cambios que en el mundo ocurren. Insistieron en un modelo de agencia tradicional, que se está viendo sobrepasada por el mundo digital con sus inmensas posibilidades.
Desarrollaron una base de millones de clientes satisfechos, que reservaban sus vacaciones, y las pagaban por adelantado. Estos pagos anticipados, financiados o no, deberían permitir una liquidez asegurada para la empresa, que pagaba a sus proveedores después del regreso del viajero. Una diferencia de varias semanas entre cobros y pagos. Resulta incomprensible como esta enorme liquidez no fue suficiente para la supervivencia de la empresa. Algo no se advirtió a tiempo, no se percibieron los cambios en la sociedad, o no se gestionó todo de forma responsable.
Al abrigo del éxito y crecimiento continuado, la empresa creó su propia aerolínea, compró hoteles en todo el mundo, abrió cientos de oficinas en muchos lugares, e incluso asumió agencias importantes en otros países emisores, Alemania y Dinamarca, por ejemplo. En un mercado tan competitivo como el vacacional, tuvieron que bajar precios, hacer ofertas, para mantener la maquinaria en movimiento, esperando que eliminando competidores podrían hacerse dueños del mercado. Camino seguro al suicidio económico, al turicidio.
Después de tener largas y duras conversaciones con sus acreedores, han tirado la toalla, y dejan el problema a resolver en manos de otros. Los turistas británicos en viaje están siendo repatriados a cargo del gobierno británico, que tiene previsto un fondo para esa contingencia, pero los de otros países tendrán que contactar a sus gobiernos o asumir personalmente el gasto. Ahora quedan por resolver las facturas pendientes con los hoteles y transportistas, los contratos a futuro que no podrán cumplirse, la situación de los miles de empleados en todo el mundo que tendrán que buscarse otro empleo. La Asociación de aerolíneas ha anunciado que tratará de reubicar a todos los pilotos y auxiliares en otras compañías.
En el horizonte, asoman los pícaros ojos de oportunistas, que aprovecharán el desorden para hacerse con propiedades y mercados enteros a precios de liquidación.
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