Sábado, 22 Junio 2019 09:04

Politesse = buenos modales

Politesse = buenos modales

Lluis Mesalles

 

 

 

 

imagen de cabecera: llmc

 

Viajando se aprende mucho, sobre los demás y también sobre uno mismo. Los viajeros de mente abierta, podemos reconocer en otros lugares, cosas que nosotros podríamos valorar, aplicándolas a nuestras vidas para mejorarlas.  Es frecuente, cuando se habla con sinceridad, en las comunicaciones más directas con ciudadanos de otros lugares, percibir la opinión de que nuestro país es muy ruidoso. Las conversaciones se desarrollan con mucha alegría, y casi siempre en tono alto. No tenemos ninguna vergüenza de que los demás oigan nuestras conversaciones, alegatos, alborotos, etc.

 

Esto en otros lugares es considerado como una falta de respeto por los demás. Y las diferencias son apreciables en cuanto salimos de nuestras fronteras culturales. Es frecuente ser recibido en muchos organismos públicos, con carteles insistiendo en los buenos modales. En Francia he visto a menudo grandes carteles a la entrada de muchas oficinas pública: “soyons polis” (seamos amables, tengamos buenos modales) y los funcionarios siempre nos reciben con un “bonjour”, antes de ofrecernos su ayuda para resolver nuestro caso o informarnos al respecto.
Al visitar nuestro consulado apreciamos rápidamente las diferencias. Colas, stress, malas caras, actitudes de prepotencia y autoridad, ninguna amabilidad. Es frecuente oír frases “oye, tú, ¿dónde vas?” y gritos similares.

 

En otro ámbito de ideas, aunque relacionado con lo que comento, se pueden apreciar diferencias en otras cosas, que tambien tendríamos que tomar en cuenta. En la entrada de nuestras poblaciones, es frecuente ver carteles con mensajes políticos. Dentro de la ciudad, policías al acecho de cualquier descuido para castigarnos. Esto suele crear incomodidad, sensación de rechazo y poca empatía. En otros países, los carteles de bienvenida a la ciudad suelen tener recomendaciones sobre una conducción respetuosa: “drive carefully” conduzca con cuidado.

 

La última ocurrencia que he visto es de una ciudad que pretende sustituir las señales de STOP, internacionalmente reconocidas, por su equivalente en idioma local, evidentemente solo entendible para los locales.
Eso implica el riesgo que cualquier forastero pueda causar un accidente por no entender la señal.

 

 

 

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