Lunes, 08 Abril 2019 05:20

Mejores comunicaciones = mejor turismo

Mejores comunicaciones = mejor turismo

Lluis Mesalles

 

 

 

 

 

Pocas veces se mencionan las comunicaciones internas dentro de un destino turístico como elemento clave de la satisfacción y su aceptación por los visitantes. Se gasta mucho dinero en promoción, en publicidad, en magníficas fotografías, pero muy poco en mejorar las infraestructuras y la comodidad de los viajeros, tanto residentes como visitantes.

 

Muchos destinos en el mundo tienen atractivos destacados, que merecen ser visitados y apreciados por todos. Pero a menudo se ven obstaculizados por sus accesos. Con frecuencia las curvas en las carreteras, estrechas y en malas condiciones, dificultan el tránsito de buses modernos y cómodos. Los buses necesitan poder transportar un importante número de viajeros para ser rentables. Más pequeños son más caros de gestionar, y mucho menos cómodos y seguros.

 

Es destacable el aumento de las conexiones aéreas en todo el mundo, pero casi siempre la distancia a los aeropuertos es excesiva, complicando su uso. Y peor aún, la distancia entre los aeropuertos y los atractivos puede significar largos, a veces larguísimos, trayectos por carreteras remotas e inseguras.

 

Algo similar sucede con las comunicaciones marítimas. Lo demasiado frecuente es que el viaje desde del puerto de amarre a la ciudad más cercana suponga sufrir el acoso de taxistas que explotan su monopolio con dureza, impidiendo el funcionamiento fluido del transporte público.

 

Las vías de comunicación son esenciales para poder recibir números importantes de turistas. Y cuanto más costoso tenga que ser el viaje, más exigentes serán los viajeros.

 

Tenemos constancia de que muchas vías de comunicación siguen en la penumbra de los tiempos, sufriendo el olvido de los políticos. Lo triste es que las autoridades turísticas no siempre prestan atención suficiente a este problema, ni claman por su solución. Unos problemas cuya solución beneficiaría tanto a los residentes como a los visitantes.

 

¿Quién desea pasar horas de espera en aeropuertos calurosos, incómodos, insalubres, e inseguros, mientras aguanta la necesidad ineludible de consumir alimentos a costos exagerados, transitar entre ofertas comerciales abusivas, bajo el acoso de procesos migratorios inquisidores?

 

 

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