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Cuando lo obvio aflora como solución efectiva, frente a los intentos de desviar la atención, nos alegra confirmar que querer ocultar las realidades, sin resolverlas, no ayuda, nunca.
Confirma esto el reciente caso de dos destinos turísticos que han sufrido dramáticos casos de inseguridad, con soluciones totalmente opuestas. En ambos casos, fueron atacados varios turistas extranjeros. Es frecuente apreciar que algunos residentes locales piensan que todo lo que tienen los visitantes extranjeros es usurpable, ya que para ellos les será fácil de reponer, cosa casi imposible para los locales. Un problema de envidia económica.
Pero la diferencia estriba en la diferente forma con que cada uno de los destinos afrontó su caso. En uno, las autoridades dieron la cara rápidamente, aportando soluciones y tomando medidas correctivas y preventivas muy evidentes.
En el otro caso, las autoridades turísticas se limitaron a contratar campañas publicitarias negando la importancia de los incidentes. Dinero público usado para ocultar la realidad.
Al final, el sentido común dio resultados evidentes. El destino que afrontó el problema se vio recompensado por un aumento importante (50%) de sus llegadas internacionales, mientras que el que intentó ocultar el problema sufrió una reducción inmediata (10%) de sus visitantes internacionales.
Se confirma el hecho de que es tan importante gestionar correctamente un país, asegurando servicios correctos para todos, como decir siempre la verdad sin tratar de ocultar nuestras propias debilidades.
Y en todo caso, las cifras, ascendentes o decrecientes, confirman que el pecado NUNCA tiene premio.
Se evidencia lo obvio, el triunfo de la proactividad, del sentido común, del compromiso profesional. Haciendo las cosas correctamente lograremos avanzar hacia el éxito.
Haciendo trampas o saltando las normas, nunca podremos.
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