Sábado, 20 Julio 2019 16:29

Estrellas errantes buscando su rumbo

Estrellas errantes buscando su rumbo

Lluis Mesalles

 

 

 

 

Imagen de cabecera: llmc


Recurrentemente aparece en las noticias el tema de las estrellas hoteleras. Un sistema de categorización creado en el siglo XX y que ha permanecido como referencia en la mente de muchos empresarios de la hostelería en muchos países. Creado inicialmente en Portugal, luego implantado en Francia, y finalmente, con un decreto oficial obligatorio en España desde 1953. Un sistema de categorización que indicaba los requisitos mínimos en las instalaciones de todo establecimiento hotelero. Orientaba sobre los servicios físicos disponibles en ese momento. Con ello se ayudó a los establecimientos de nueva construcción, a no olvidar servicios esperados por el huésped, y que obviamente influían sobre las tarifas aplicables. Tuve la suerte de trabajar en uno de los primeros hoteles que anunciaba “todas las habitaciones con cuarto de baño”, un lujo poco frecuente en las viviendas particulares y aún menos en los alojamientos turísticos.


Otros servicios en su momento diferenciantes tales como teléfono en cada habitación, televisión, aire acondicionado, ascensor, etc., hoy soy ineludibles en todos los niveles de categorización. El alojamiento que no ofrezca estos servicios tiene muy pocas posibilidades de posicionarse correctamente y perdurar en el mercado.



Las estrellas no son indicativo alguno de la calidad de un establecimiento. Solo presuponen un mayor confort, por el tamaño de las instalaciones, lo que a su vez significa una mayor inversión que se repercute mediante la esperanza de una mejor tarifa. Pero si el establecimiento no cumple con las expectativas del cliente, no podrá aplicar tarifas elevadas para poder así rentabilizar la inversión.



Básicamente, suelo designar las estrellas por su nivel de producto.

Una estrella = básico
Dos estrellas = económico
Tres estrellas = confortable
Cuatro estrellas = completo
Cinco estrellas = excelente


El sistema español se extendió por muchos otros países, especialmente de Hispanoamérica, sin que llegara a ser aplicado en ninguno de forma responsable, obligando a los viajeros a fiarse más de las marcas que de las estrellas. Recientemente, Uruguay ha anunciado que suspende su aplicación ante las dificultades para su aplicación y control.



Las recomendaciones personales seguirán siendo el método más fiable de localizar el alojamiento más adecuado a los propósitos y necesidades del viajero.

 

 

 

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